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junio, 2018

2018lun25jun6:00 pmClausura de la exposición \'Platos y portabilidad\' de Moisés ZabludovskyArtes y letrasNo hay transmisión en vivo25-jun-2018 6:00 pm No hay transmisión en vivo6:00 pm No hay transmisión en vivoTraducción simultánea: NoEl Colegio Nacional
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Transmisión en vivo: No

 

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Lunes 25

Clausura de la exposición

Platos y portabilidad de Moisés Zabludovsky

Coordina: Juan Villoro (ECN)

 

Del 26 de abril al 25 de junio
El Colegio Nacional
Deambulatorio, Planta Baja

 

El plato fuerte de Moisés Zabludovsky
Juan Villoro

En el siglo XIX, Jean Anthelme Brillat-Savarin escribió su Fisiología del gusto, sabroso tratado sobre las consecuencias físicas y culturales de los alimentos que nos llevamos a la boca. El eminente pionero de la gastronomía (y de su distraída hermana, la gastrosofía) era primo del utopista Charles Fourier. Podemos imaginar los banquetes en los que estos parientes diseñaban el promisorio menú de los hombres del futuro.

Numerosas revueltas sociales han sido provocadas por el hambre. Satisfacer esa necesidad es la condición esencial de la justicia. Pero el gastrósofo y el utopista piden algo más: transformar la comida en arte.

Para llegar a esa meta se necesitan chefs condecorados con cinco tenedores dispuestos a reinventar la mayonesa, pero también artistas capaces de demostrar que un plato significa algo más que un recipiente. No es lo mismo comer un pipián en una vajilla anodina que comerlo en un tazón, que a medida que se libera de comida insinúa un misterio. Más allá de la salsa se avista algo más. Entonces el comensal rebaña la espesa salsa con un trozo de pan y encuentra un platillo debajo del platillo (por ejemplo, un minotauro pintado por Picasso). En este caso la desaparición del guiso permite la aparición del arte.

Moisés Zabludovsky ha creado una vajilla singular: platos que son cuadros, comentarios sociales, retratos circulares, espejos de lo real, redondas utopías. Cada pieza consta de cubiertos para que el espectador no olvide su papel, tan activo como el del invitado que ataca un muslo de pollo.

La trayectoria de este peculiar inventor de enseres se ha beneficiado de dos recursos decisivos: el sentido del humor y la percepción de la actualidad. Ambos cristalizan en esta serie excepcional donde el arte pacta con la caricatura y el cartón político. Estos espejos cóncavos de nuestra feria cotidiana provienen de una larga tradición, donde la fisiología del gusto sirve de base para diseñar utopías sociales y artísticas.

En manos de Zabludovsky, la cerámica adquiere variadas funciones. Puede ser el soporte de un guiso humeante, un coleccionable objeto de contemplación o las dos cosas a la vez, haciendo de la cocina un arte efímero que deja al descubierto otro duradero.

En un país donde nadie quiere pagar los platos rotos, Moisés Zabludovsky es un maestro de la ironía. Denle un problema, un rostro, un paisaje o una noticia y les dará un plato fuerte.

 

 

Moisés Zabludovsky nació en la Ciudad de México el 24 de septiembre de 1959. Estudió en el taller de pintura infantil de la maestra Silvia H. González y, posteriormente, diseño gráfico en la Universidad Autónoma Metropolitana, concluyendo la carrera en 1982 en Parsons School of Design, Nueva York.

En 1978 recibió una mención honorífica en la Primera Bienal Iberoamericana de Pintura, donde formaban parte del jurado Carlos Mérida y Rufino Tamayo. Creció en el entorno de la Galería Mer Kup, dirigida por su abuela materna Merl de Kuper, en donde presentó su obra en varias exposiciones colectivas y en 3 individuales (1979, 1981 y 1985).

En dos edificios de la autoría arquitectónica de su padre, Abraham Zabludovsky (1924-2003), hay obra suya: el mural en mosaico bizantino \\’El Aplauso\\’ en el Auditorio del Estado de Guanajuato (1990) y la escultura \\’La Caravana\\’ en el Poliforum, Auditorio y Centro de Convenciones en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (1993).

Formó parte de la generación la Década Emergente, cuyos integrantes constituyeron las exposiciones que llevaron dicho nombre en el Museo Universitario del Chopo, en 1984 y 1994, esta última titulada Una década emergente, una década después. Asimismo, participó en el Salón dès Aztecs, espacio alternativo reconocido en el arte mexicano durante el cambio de siglo.

En los años 90 se adentró en la escultura y, hacia el año 2000, en la cerámica y en una disciplina que emana de alguna forma de esta última: el arte objeto. Ahí encontró, a través de la Conferencia Heterogénea sobre Objetos Utilitarios (CHOU), la fórmula para compartir dicha obra con el público, iniciando en el 2002 en el Museo de Arte Moderno y, en ese mismo año, en los Estados Unidos. También ha expuesto en el Museo Tamayo (2004), el Museo de Arte Experimental El Eco (2007), el Centro Nacional de las Artes (2011) y en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (2016). Han escrito sobre él, las críticas de arte Rita Eder y Raquel Tibol, y los escritores Alí Chumacero y Salvador Elizondo.

 



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