Scroll to top
Inicio / Nuestros Integrantes / Fernando Salmerón

Nació en Córdoba, Veracruz, el 30 de octubre de 1925. Estudió la licenciatura en Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana (UV), la maestría y el doctorado en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue discípulo del filósofo español José Gaos. Posteriormente hizo estudios de posgrado en la Facultad de Filosofía de la Universidad Albert Ludwig, Friburgo de Brisgovia, Alemania, con el profesor Eugen Fink.

 

Se especializó en el estudio de la filosofía de la educación, la ética, la obra de Ortega y Gasset, José Gaos, Martin Heidegger, Edmund Husserl y Nicolai Hartmann, la historia de la filosofía mexicana y española. Fue promotor y defensor de los centros institucionales de la filosofía. Fundó la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Veracruzana, redactó su reglamento y plan de estudios, así como el proyecto de Ley Orgánica de dicha universidad.

 

En la UV fue profesor de las escuelas secundarias y de bachilleres (1947-1948); profesor titular de distintas asignaturas de la Facultad de Filosofía y Letras (1956-1963), en la Facultad de Derecho (1957-1961) y en la de Pedagogía (1960-1961); secretario general (1957-1958); director de las publicaciones de la misma facultad (1958-1963); director de la Facultad de Filosofía y Letras (1960-1961) y rector (1961-1963). En la UNAM, fue profesor de varias escuelas preparatorias (1949-1954) y de la Facultad de Filosofía y Letras; investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF), desde 1964; director del mismo instituto por dos periodos (1966-1978). Director general de Enseñanza Superior e Investigación Científica de la Secretaría Educación Pública (1965-1966), rector de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa (1978-1979) y rector general de la UAM (1979-1981), miembro del Consejo Editorial de la Secretaría de Educación Pública (SEP-setentas), entre otros cargos. Dictó innumerables conferencias en universidades de México y el extranjero.

 

Autor de Las mocedades de Ortega y Gasset (1959), La filosofía y las actitudes morales (1971), Ensayos filosóficos (1988), Enseñanza y filosofía (1991), Los estudios cervantinos de José Gaos (1994). Editó las obras completas de José Gaos. El Colegio Nacional ha reunido sus obras en ocho volúmenes.

 

Colaboró en publicaciones como Mensaje (fundador); Cuestiones educativas; Cuadernos Americanos; Filosofía y Letras (UNAM); Revista de la Universidad Veracruzana; Revista de la Universidad de México; Fuensanta, pliego de poesía y letras; La palabra y el hombre; Diánoia. Anuario de Filosofía (director); Crítica, Revista Hispanoamericana de Filosofía (fundador); Revista de Occidente; Vuelta y Diálogos. Así como en los periódicos El Universal, México en la Cultura, suplemento del Novedades y Revista Mexicana de Cultura, suplemento de El Nacional. 

 

Entre otros reconocimientos, recibió la beca de la Fundación Rockefeller (1958-1959), el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1993, en el área de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía y el Premio Universidad Nacional en Investigación y Humanidades 1993.

Formó parte de la Asociación Filosófica de México, el Institut International de Philosophie, la Academia de la Investigación Científica, International Society for Metaphysics,  la Academia Mexicana de Filosofía del Derecho, la Academia Mexicana de la Lengua, la Junta de Gobierno de la UNAM y del Colmex, por mencionar algunas.

 

Doctor honoris causa por la Universidad Veracruzana (1980), investigador emérito de la UNAM e investigador nacional emérito del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt.

Ingresó a El Colegio Nacional el 20 de julio de 1972. Su lección inaugural “El lenguaje de la educación” fue presentada por Eduardo García Máynez.

 

Falleció en la Ciudad de México el 31 de mayo de 1997.

El lenguaje de la educación (25 de octubre de 1972)

La lección de hoy es la primera que leo en esta Casa. Tal circunstancia podría explicar la poca tranquilidad de mi ánimo pero, por sí misma, no sería suficiente justificación para iniciar la lectura con alusiones a mi propia persona. Lo que en verdad me obliga a estas palabras introductorias es la diferencia entre la magnitud del honor que representa ocupar esta cátedra y mis escasos méritos. Sin embargo, lo he aceptado con agradecimiento y con entusiasmo. Pienso que el juicio del Consejo de los miembros de El Colegio Nacional —juicio que no puedo menos de calificar de benevolente— por el que he sido llamado a formar parte de la institución, debe de ser entendido no en consideración a los resultados de mi trabajo sino a la perseverancia de mis tentativas. El honor concedido es una manera de alentar a la vez mis tareas al servicio de la educación y me dedicación a la filosofía. Y como estas actividades constituyen desde hace muchos años mi ocupación central —más exacto sería decir, exclusiva— me ha parecido que no podría hacer nada mejor en esta primera serie de lecciones, que examinar ante ustedes algunas cuestiones fundamentales de la educación desde el punto de vista de la filosofía.

 


Consulta el discurso completo   DESCARGAR

X
X