Scroll to top
Inicio / Nuestros Integrantes / Samuel Ramos

Nació en Zitácuaro, Michoacán, el 8 de junio de 1897. Realizó estudios de Medicina en la Escuela de Medicina de Michoacán y en la Escuela Médico Militar de la Ciudad de México. La influencia de Antonio Caso fue determinante en su inclinación hacia la filosofía. En 1919 ingresó a la Escuela Nacional de Altos Estudios. En Europa tomó lecciones con Alfred Adler en el Instituto Pedagógico de Viena, Austria; con Georges Gurvitch en la Sorbona de París y con Henri Bergson en la misma universidad y en el Collège de France; asimismo, asistió a clases en la Universidad de Roma. En 1944 obtuvo el grado de doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

Considerado el iniciador de la filosofía de lo mexicano. Su obra constituye una de las más valiosas aportaciones a la cultura del país: sus reflexiones filosóficas sobre México (su historia y cultura), su teoría sobre un nuevo humanismo, la historia de la filosofía en México, sus trabajos sobre la pintura mexicana y sus estudios de estética ejercieron una gran influencia en el pensamiento mexicano contemporáneo. Fundó la Cátedra Historia de la Filosofía en México en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1941). Participó, junto a Eli de Gortari y Guillermo Haro, en la conformación del Seminario de Problemas Científicos y Filosóficos.

 

Fue profesor en la Escuela Nacional Preparatoria (1922) y en la Facultad de Filosofía y Letras. Colaboró con José Vasconcelos en la traducción y publicación de textos clásicos universales, así como en la colección Lecturas clásicas para niños y Lecturas para mujeres. En 1927 fue designado por el secretario de Relaciones Exteriores de México, Genaro Estrada, integrante de la Delegación que representó al país en los festejos del décimo aniversario de la Revolución Proletaria en Moscú, Rusia, junto con Diego Rivera, Miguel Palacios Macedo y Guadalupe Rodríguez.

 

Ocupó los cargos de jefe del Departamento de Extensión Universitaria, en la Universidad Nacional (1929); oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública (1932-1933); jefe del Departamento de Cooperación Intelectual de la misma Secretaría (1941); director de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1945-1952); y coordinador de Humanidades de la UNAM (1954-1959), entre otros.

 

Representó al Gobierno mexicano en el Congreso Científico reunido en México (1935); en el Congreso de Cooperación Intelectual en La Habana, Cuba (1941); en la Conferencia de Chapultepec (1945); en la Conferencia Constituyente de la Unesco en Londres (1945); y en la 21.ª Conferencia la Unesco, en París (1946). Asimismo, impartió numerosas conferencias en el país, en los Estados Unidos y varios países de Latinoamérica.

 

Autor de los libros Hipótesis (1928), El perfil del hombre y la cultura en México (1934), Diego Rivera (1935), Más allá de la moral en Kant (1936), Hacia un nuevo humanismo (1940), Veinte años de educación en México (1941), Historia de la filosofía en México (1943), Filosofía de la vida artística (1950) y Estudios de Estética (1963), entre otros. Tradujo del inglés, italiano, francés y alemán obras de Benedetto Croce, Wilhelm Dilthey, John Dewey, Martin Heidegger y Erik Thomson.

Colaboró en la revista Antorcha (1924), fundada por Vasconcelos, de la que también fue director; así como en Ulises, Contemporáneos, Examen, Cuadernos Americanos, la Revista de la Facultad de Filosofía y Letras y Valoraciones (Argentina).

 

Recibió la Condecoración Generalísimo Morelos, de Michoacán; las Palmas Académicas de Francia y la Medalla de la Academia de Artes y Letras de Cuba. Doctor honoris causa por la Universidad Mayor de San Marcos, Lima, Perú y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Miembro fundador de la Sociedad Mexicana de Filosofía (1953).

 

Samuel Ramos Magaña ingresó a El Colegio Nacional el 17 de septiembre de 1952. Su discurso fue contestado por José Vasconcelos Calderón.

 

Falleció en la Ciudad de México el 20 de junio de 1959.

Discurso de ingreso a El Colegio Nacional (17 de septiembre de 1952)

Quiero que mis primeras palabras en esta Aula, sean para hacer pública mi gratitud por el honor que se me ha dispensado al admitirme en el Colegio Nacional, que me coloca en medio de un grupo prestigioso de mexicanos, todos eminentes en la ciencia, la filosofía, las letras y las artes. No desconozco que al ingresar en una de las más altas cátedras del país, cae sobre mí una responsabilidad que quiero medir en todo su alcance para poder cumplirla y hacerme digno de la inmerecida distinción que he recibido. Pocas instituciones han podido como ésta, llenar con creces en su breve historia, los nobles fines a que fue destinada y que a mi juicio consisten en estimular, por una parte, a los hombres consagrados a las investigación o a la creación y por la otra quitar las barreras que impiden la difusión del saber más alto y hacerlo socialmente accesible a todo el que lo busque.
 


Consulta el discurso completo   DESCARGAR

X
X