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De la revolución cuántica a la revolución del microbioma

De la revolución cuántica a la revolución del microbioma

octubre 19, 2017
Noticias Prensa

 

Agencia Informativa Conacyt | 18 octubre 2017 | http://www.conacytprensa.mx/index.php/

En el marco del encuentro Tiempos de Revoluciones, Alejandro Frank Hoeflich coordinó dos mesas de charlas y fue parte del foro La revolución científica organizado por Ruy Pérez Tamayo.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Frank  Hoeflich comentó su emoción por ser parte de El Colegio Nacional, pues ha representado “una oportunidad para estar cerca de personajes que han contribuido en las ciencias y artes”. Sobre los encuentros Libertad por el saber, comentó que son extremadamente importantes para la institución porque los acerca al público, principalmente jóvenes que no tenían conocimiento de la existencia de la institución. 

En cuanto a su participación, coordinó el 13 de octubre la mesa titulada La revolución cuántica y el 18 de octubre La revolución del microbioma. Foros en los que invitó a seis especialistas reconocidos en el área. “La importancia de la revolución cuántica es que representa una revolución relativamente nueva que lleva vigente 100 años, y la revolución del microbioma ocurrió en el siglo XIX y podría considerarse la más nueva de las que se han tratado en el encuentro”, comentó.  

 

La revolución cuántica

Los invitados fueron Alfred U’Ren, Gerardo Herrera y Alberto Güijosa, quienes explicaron el cambio que esta revolución ha hecho en nuestra visión y la concepción del universo, ya que la interpretación de los fenómenos ha demostrado no ser válida a nivel de los átomos, y subrayaron que a nivel cuántico hay muchos más problemas filosóficos que entender. 

Para Alejandro Frank, “los científicos han sido capaces de matematizar esta teoría de una manera maravillosa, conociendo con exactitud las ecuaciones que dominan en una cierta región los átomos y las partículas, pero necesariamente tenemos una interpretación que podemos explicar de manera sencilla. La matemática describe el comportamiento de estos sistemas, pero filosóficamente sigue la discusión ampliamente del significado de la misma (…) Poéticamente hablando es como la visión de Hamlet o la de un electrón, ‘¿ser o no ser, esa es la cuestión’?”.

Alberto Güijosa comentó que “nuestros ojos diariamente nos engañan; con la física moderna se ha aprendido que en realidad lo que está afuera no es así, sino lo que está afuera es un montón de veces las mismas partículas. Todos estamos emparentados, hasta las estrellas más lejanas, estamos hechos de lo mismo”. De igual forma, explicó el famoso experimento de las dos ranuras, “en donde un objeto cuántico puede estar indeciso respecto a su posición u otras propiedades”. Concretando que la física cuántica ha logrado explicar la existencia de los átomos y sus propiedades; la existencia de conductores, aislantes y semiconductores; el mecanismo por el cual brillan las estrellas, y la distribución de galaxias en el universo, y otros fenómenos más.

Gerardo Herrera desde hace veinte años ha pasado largas temporadas en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), que es el acelerador de partículas más grande del mundo con un anillo de 27 kilómetros de circunferencia ubicado a 100 metros bajo tierra. Considerado una de las máquinas más complejas, se encuentra en la frontera de Suiza y Francia, en donde se han llevado a cabo enormes experimentos.  

“Las revoluciones no duran una semana ni un día, son revoluciones que acontecen mucho tiempo. La revolución cuántica continúa y continúa muy vigente como revolución, porque se sigue aprendiendo y se encuentran nuevos fenómenos. Un lugar donde se pone a prueba la mecánica cuántica es el Gran Colisionador de Hadrones, que es el colisionador más grande de todos”, comentó.

 

La revolución del microbioma

En la mesa de charlas, se contó con la participación de la doctora Esperanza Martínez Romero, reconocida científica que trabaja en el Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el doctor Javier Torres López, químico bacteriólogo, parasitólogo del IPN y miembro de la Unidad de Investigación Médica en Enfermedades Infecciosas y Parasitarias del Instituto Mexicano del Seguro Social, ha trabajado en la aplicación del estudio del microbioma en enfermedades diversas; y el doctor Santiago Sandoval, egresado de la primera generación de la licenciatura de ciencias genómicas, con doctorado en ciencias biomédicas por la UNAM.

“La revolución del microbioma es la revolución más reciente de la que se va a hablar en este conjunto de charlas revolucionarias. Los individuos no somos un árbol, somos un bosque de lluvia. Por lo que es importante subrayar que los animales y las plantas no pueden seguir considerándose como entidades independientes, sino como redes de biomoléculas compuestas por el hospedero y sus microbios asociados”, afirmó Alejandro Frank. 

Se discutió que “la microbiota es la comunidad de microorganismos que viven dentro y sobre el cuerpo de un ser multicelular. La novedad es que antes se consideraba a estos microorganismos como patógenos, y se ha descubierto que no necesariamente es así. Mientras que el microbioma se refiere no solo a los microorganismos sino también a sus genomas, su información genética, y también se refiere a la interacción de este genoma molecular con el nuestro”, recalcó el doctor Frank.

El doctor Javier Torres especificó que la microbiota humana comprende aproximadamente 1034 bacterias, casi el mismo número de células humanas pero 150 veces más el número de genes bacterianos. Esto ha traído consigo la creación de un nuevo concepto llamado holobionte que es el conjunto de huésped (planta o animal) y microorganismo asociados visto como una sola entidad sujeta a selección evolutiva.  

La doctora Esperanza Martínez expuso tres aspectos alrededor del tema: herencia, historia e hipótesis recientes que existen acerca del microbioma. La especialista mencionó algunos ejemplos como el de los koalas, que heredan a sus crías bacterias intestinales que los ayudan a digerir los eucaliptos. “Las madres koalas, cuando sus hijos están pequeños, producen heces aguadas y las crías se comen las heces fecales que llevan bacterias que les permiten degradar eucaliptos”.

Para finalizar, el doctor Santiago Sandoval habló acerca de la ecología del microbioma y cómo esta actúa de forma similar a un macroecosistema, “la abundancia de las diferentes especies del microbioma se puede usar como identificadores casi personales.”

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