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El meteorito Allende fue parte de un planeta en los inicios del Sistema Solar | Jaime Urrutia Fucugauchi

El meteorito Allende fue parte de un planeta en los inicios del Sistema Solar | Jaime Urrutia Fucugauchi

agosto 9, 2016
Noticias Prensa

Crónica | 09 agosto 2016 | http://www.cronica.com.mx/notas/2016/977170.html

El 8 de febrero de 1969, el meteorito cayó desde los cielos del poblado de Allende, Chihuahua. Científicos del todo el mundo llegaron a la región buscando sus fragmentos, un arduo trabajo para ellos puesto que desconocían el sitio; caminaron por el desierto y ocasionalmente encontraban esos restos estelares.

Los investigadores solicitaron ayuda de los pobladores y ofrecieron pagar un dólar por fragmento hallado; al principio no importaba si eran fragmentos más grandes o pequeños, se pagaba el mismo monto. Entonces, la gente que encontraba fragmentos más grandes los despedazaba y llevaba varias piezas, buscando obtener más dólares. Los científicos se dieron cuenta y pidieron dejar esa práctica, y prometieron pagar los fragmentos más grandes de manera proporcional.

Esa roca que cayó del cielo se conoce con el nombre del municipio desde entonces y ha sido el meteorito más estudiado por la ciencia y el que más secretos sobre el origen y edad del Sistema Solar ha generado; hoy en día se siguen estudiando sus fragmentos y aún tiene secretos que revelar, como su origen mismo.

El relato es narrado por Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM y presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). El originario de Chihuahua relató la historia del meteorito Allende durante su conferencia Colisiones en el Sistema Solar, realizada en El Colegio Nacional, institución de la cual es miembro.

El Allende, dice, es curioso porque es de los meteoritos que tienen una composición de condrita, roca de sílice, pero con una gran cantidad de carbono, lo cual ha proporcionado las edades más antiguas que se conocen del Sistema Solar: alrededor de 4 mil 568 millones de años, “son el material sólido más viejo preservado que podemos estudiar”. Urrutia añade que es de los primeros fragmentos que se debieron formar en los albores del Sistema Solar.

EL EFECTO “MASITA”. Pero antes de una gran revelación acerca del Allende, el presidente de la AMC explica el papel que tienen las colisiones de este tipo de objetos en el espacio y su relación con el origen del sistema planetario que existe, pero que no siempre fue así.

El Sistema Solar se construyó a base de colisiones, pero uno pensaría que éstas no construyen, sino fragmentan y separa la materia. Por ello, dice el investigador —quien ha estudiado el cráter de Chicxulub, ocasionado por el meteorito que extinguió a los dinosaurios— hay interés en ver bajo qué condiciones ocurre una colisión para que, en vez  de generar más polvo estelar, construya algo más grande.

“La pregunta es ¿cómo a través de colisionar objetos construimos planetas? Si se hiciera como ‘masita’, y cada vez que se le pega se añada material, se entendería,  pero resulta no es ‘masita’, sino roca. Por eso debe de haber alguna diferencia en temperatura que permita que los cuerpos sean fundidos y se junten”. 

Para el estudio de las colisiones meteóricas se han elaborado modelos físicos, que reproducen el choque y se comparan con la información obtenida del análisis de las condritas, meteoritos no metálicos que han caído en la Tierra. Quizá la condrita más famosa sea el meteorito Allende.

DECENAS DE PLANETAS. Antes de 1969, la ciencia y los científicos tenían muy pocos  pedazos de este tipo de meteoritos, apenas unos cuantos gramos. Con el Allende sobre suelo mexicano, los investigadores recuperaron en un par de días —y alguna cantidad de dólares repartidos entre los exploradores locales— cerca de dos toneladas. Una vez recuperada la gran mayoría se obtuvieron casi 5 toneladas, refiere Urrutia. “Hubo meteorito para repartir en muchos laboratorios del mundo, es así como se convirtió en el meteorito más estudiado en la historia, generando cerca de 3 mil artículos científicos desde entonces, pero cada año siguen apareciendo nuevos”. Lo malo, acota, fue que de esas 5 toneladas, sólo algunos kilos permanecen en territorio mexicano.

Entre la información arrojada por esa exhaustiva investigación del Allende, los científicos detectaron que tiene la misma composición del Sistema Solar, con base en la comparación con la composición elemental de la nebulosa solar de la corona del Sol, que son iguales. “Preserva la composición de la nebulosa solar, aunque sólo con diferencia en elementos volátiles”.

Pero existe investigación reciente del meteorito, añade el Premio Nacional de Ciencias y Artes, que ha develado que no es un objeto preservado sin alteraciones. “Las últimas evidencias apuntan a que el Allende formó parte de un planeta grande que tenía campo magnético, con un núcleo metálico y tenía un manto enorme y una corteza; debió estar por la mitad de la corteza del planeta, donde ese pedacito de roca estaba muy contento, pero algo lo chocó y se destruyó, su planeta seguramente fue colisionado, se fragmentó y desapareció”. 

El investigador de la UNAM añade que hay restos y evidencia de que pudieron existir más planetas como éste, hasta 50, que desaparecieron. Junto con el análisis de muchas otras clases de meteorito, apunta, se abrió la posibilidad de que existieron más planetas además de los 8 que permanecen, pero no que se desestimaron como pasó con Plutón, sino que desaparecieron. Esto, enfatiza, refuerza el interés por entender qué ocurre con estas colosales colisiones, que por un lado destruyen y por el otro crean. “¿Por qué unos colisionan y desaparecen, mientras otros aumentaron su tamaño?, ¿bajo qué condiciones sucede uno y otro fenómeno?”. Quizá el estudio de más meteoritos ofrezcan respuestas, quizá algunas de estas provengan de aquel que se desplomó en Chihuahua hace 47 años.

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