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La crítica literaria es una vida completa en sí misma: Christopher Domínguez

La crítica literaria es una vida completa en sí misma: Christopher Domínguez

abril 16, 2018
Noticias Prensa

 

Crónica | 15 abril 2018 | http://www.cronica.com.mx/notas/2018/1074091.html

  • Entrevista. El escritor alista la cátedra La crítica literaria como crítica de la vida, la cual se inaugurará el viernes 20 de abril a las 18:00 horas, en el auditorio de El Colegio Nacional, con una conferencia magistral del italiano Filippo La Porta

Christopher Domínguez Michael (Ciudad de México, 1962) se define como un crítico militante, es decir, alguien que no ve la crítica literaria como una estación antes de volverse un buen poeta o un novelista famoso, para él es una carrera y una vida completa en sí misma. En entrevista, el autor de Octavio Paz en su siglo, también señala que las polémicas son parte del oficio, que las reseñas sólo son una partícula mínima de la labor de los críticos y que cambiar de opinión no es ningún pecado.

Así lo comenta el Premio Xavier Villaurrutia 2004, quien alista la cátedra La crítica literaria como crítica de la vida, la cual se inaugurará el viernes 20 de abril a las 18:00 horas, en el auditorio de El Colegio Nacional, con una conferencia magistral del crítico literario italiano Filippo La Porta (Roma, 1952). 

— ¿Por qué se reduce la crítica literaria a la reseña?

— Es un defecto de la enseñanza universitaria que no les ha explicado a los estudiantes que la reseña es la partícula mínima en la que se basa la labor de un crítico. Es como enseñar arquitectura y nada más hablar de ladrillos. Desde luego la reseña es importante, todos los críticos la hacemos y quienes aspiramos a ser buenos críticos la hacemos tratando de que, por más breve que sea, sea una obra de calidad intelectual y estilística.

“Un lector que se queda en que la reseña es poner una, dos o cuatro estrellitas a un libro como se le ponen a una película, se queda en el ábaco del asunto”.

Cuando ingresó a El Colegio Nacional, platica Domínguez Michael, una de las metas que se propuso fue traer a México a los críticos literarios más importantes, lo que, en su opinión, no depende de sus buenos deseos, sino de presupuestos, suerte y empatía.

“Por fortuna, se abrió la posibilidad de que viniera Filippo La Porta y ya tenemos un crítico francés que vendrá el próximo año. Mi obligación es utilizar esta cátedra para difundir la crítica literaria internacional, porque creo que la literatura es mundial y lo es más ahora cuando no nos podemos quejar de falta de información; hoy nos quejamos de acceso. Creo que La Porta nos puede ayudar a aterrizar el asunto de qué está pasando con la crítica literaria y qué está pasando con la literatura mundial”, expresa.

— Al igual que La Porta, ¿comparte la preocupación por el oficio del editor?

— Una de las cosas que nos preocupan a los críticos literarios es que el editor ha dejado de ser un maestro que seleccionaba cuidadosamente catálogos para nutrir y cultivar a sus lectores. Se ha convertido, en la mayoría de los casos y cada vez con más escasas excepciones, en un gerente que lo mismo le da vender teléfonos inteligentes, cámaras fotográficas, llantas, perros.

Eso, añade, se nota no en la oferta de los best seller, porque esos siempre han existido, sino en el cuidado de los clásicos. “Siempre ha habido literatura popular y no tiene ningún sentido pelearse con esa literatura. La habrá siempre porque hay lectores que quieren esos libros y tienen el derecho de leerlos”.

Pero la lucha de los críticos literarios, opina, es que no toda la literatura puede ser la que se vende y consume. “Los editores son todos los que luchan en la palabra para conservar esos nichos en donde se escoge, elige y se vende alta literatura o literatura de vanguardia o donde se le da un cuidado y mantenimiento indispensable a los clásicos. Cada generación tiene que cuidar a sus clásicos, como lo hace Filippo La Porta en Italia o como trato de hacerlo en México”.

— ¿La crítica no pertenece a una causa o partido político?

— En Italia, cuando se habla de un crítico militante se habla un poco de lo que yo soy en México. Un crítico militante es aquel para el cual la crítica no es una estación antes de volverse buen poeta o novelista famoso, es una carrera, una vida completa en sí misma, un fin en sí mismo.

“En México, crítica militante se entiende como militancia política, que la hay y puede ser muy buena. De ninguna manera soy un crítico apolítico ni creo que la literatura está por encima de la sociedad, ni que los críticos literarios somos ajenos al impacto moral de la literatura. Eso se puede ver en mi trabajo. A algunos escritores nos gusta estar en la plaza pública y nos gusta la discusión política, desde luego no pretendemos que la literatura se subordine a la política de ningún tipo”.

— ¿Cómo sobrelleva las polémicas?

— Es parte del oficio. A quien no le gusten las polémicas, no puede dedicarse a la crítica. La vida intelectual no es agradable, es peligrosa, está llena de discusiones que no siempre son agradables. Y los críticos literarios, como el resto de los escritores, también tenemos nuestra vanidad y toda vanidad herida es una cosa dolorosa, es una herida abierta; pero hay polémicas muy enriquecedoras y hay otras que no son polémicas sino peleas.

— ¿Relee sus textos?

— Cada cinco o seis años ofrezco una recopilación de mis artículos de cierto periodo y de cierto tema, esto implica relectura, corrección y eliminar. Los críticos escribimos mucho, nos equivocamos mucho y corregimos mucho, entonces los textos que publico años después cuando los voy a meter a un libro, los retrabajo, elimino mucho, cambio de opinión. Cambiar de opinión no es ningún pecado. Si pienso hoy distinto de tal novela que hace cinco o quince años, tengo la obligación de explicar por qué cambié de punto de vista. Lo que no considero ético es cambiar de gustos sin explicar cómo evolucionó ese gusto.

Por último, Christopher Domínguez opina que su vida como crítico literario no alcanza ni le alcanzará para leer a los escritores que quisiera. “Tenemos una literatura riquísima, qué más quisiera que leer y releer a Sergio Pitol, Amparo Dávila, Rosario Castellanos, a tantos jóvenes autores ya cercanos a los 50 años o más jóvenes, como Carlos Velázquez”.

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