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La primera molécula viva

La primera molécula viva

mayo 29, 2017
Noticias Prensa

Milenio | 28 mayo 2017 | http://www.milenio.com/firmas/martin_bonfil_olivera/

Había una vez un planeta donde surgió la vida. Pero ¿cómo?

Charles Darwin mencionó que podría haber surgido “en una charca tibia” a partir de compuestos inorgánicos, junto con la energía del Sol y los rayos. Poco después, JBS Haldane y Aleksandr Oparin propondrían teorías más detalladas acerca del posible origen de la vida a partir de los compuestos presentes en la atmósfera primitiva de nuestro planeta. Un poco más adelante experimentadores como Stanley Miller y Harold Urey realizarían experimentos que darían sustento a estas propuestas. Nació así la ciencia que estudia el origen de la vida.

Desde entonces, los avances han sido enormes. Y una de las cosas que quedan cada vez más claras es el papel jugado por los ácidos nucleicos. Y específicamente, al ácido ribonucleico, o ARN.

A este tema estuvo dedicado el simposio “El mundo del ARN”, del 16 al 22 de abril en El Colegio Nacional, organizado por Antonio Lazcano Araujo, experto mundial en origen de la vida, junto con el biólogo molecular Francisco Bolívar Zapata y el químico Eusebio Juaristi. Estuvieron presentes destacadísimos especialistas internacionales provenientes de países como Estados Unidos, España, Francia, Israel y México, incluyendo a la premio Nobel Ada Yonath.

Sería imposible resumir todo el universo de conocimiento que los asistentes a las 10 conferencias magistrales tuvimos el privilegio de disfrutar. La base es la idea de que uno de los primeros compuestos que pudo cumplir con dos de las principales funciones que caracterizan a la vida, autorreproducirse y catalizar otras reacciones químicas, fue precisamente el ARN.

A partir de eso se piensa que hubo una primera etapa —el “mundo del ARN” — en que moléculas de ARN comenzaron a formarse, reproducirse y competir entre ellas. Paulatinamente, comenzaron a catalizar la formación proteínas, que a su vez ayudaron a catalizar más eficientemente otras reacciones: surgiría así el “mundo de las ribonucleoproteínas”. Finalmente llegaría el “mundo del ADN”, donde las funciones de almacenar la información genética pasarían al ácido desoxirribonucleico, primo del ARN, y la mayoría de las funciones de catálisis química quedarían a cargo de proteínas específicas: las enzimas.

Durante el simposio, los expertos de todo el mundo nos mostraron detalles de esta increíble historia que están siendo explorados y discutidos. Desde la química de la atmósfera primitiva y la composición de meteoritos, al surgimiento y evolución de los primeros ARN. De cómo quizá éstas siempre convivieron y coevolucionaron con proteínas, a cómo pudo surgir el código genético, cómo el ARN se alió con proteínas y moléculas grasosas que forman membranas para generar las primeras células, y cómo formas de ARN de vida libre, como virus y viroides, siguen conviviendo con el resto de los seres vivos.

¿Se puede hablar de moléculas “vivas”? En realidad, la pregunta está mal planteada: “vida” es solo una palabra cómoda para describir un tipo de sistemas que presentan ciertas propiedades. La línea divisoria entre materia viva e inerte es arbitraria. Lo fascinante es vislumbrar cómo la química pudo convertirse en biología a través de un proceso evolutivo que ocurrió hace millones de años, pero cuyas huellas siguen presentes en lo más íntimo de nuestras células.

mbonfil@unam.mx

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