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Por una democracia sin adjetivos

Por una democracia sin adjetivos

noviembre 24, 2016
Boletines Institución

ECN | 24 noviembre 2016

  • Enrique Krauze y Christopher Domínguez Michael disertaron en El Colegio Nacional sobre la democracia en México.
  • “Es muy difícil que llegue el 2018 y no haya un castigo para Peña Nieto”, aseguró Enrique Krauze.

Todavía, a mediados de los años 80, no era muy común hablar sobre la democracia en México. Se hablaba de ella como un estado ideal al que se llegaría de manera milagrosa: un reino sin hambre, de libertad y prosperidad. La democracia, en aquella época, era vista como una utopía y no como una salida posible para enfrentar los problemas del país.

“México necesitaba sufragio efectivo, nada más: el lema del país no se cumplía”, señaló Christopher Domínguez Michael, quien se reunió esta noche junto a Enrique Krauze en El Colegio Nacional para hablar sobre los procesos democráticos que surgieron a partir de 1982 en el país.

De acuerdo con el historiador y crítico literario, Enrique Krauze con su libro Una democracia sin adjetivos, fue el primero en simplificar el asunto, como no lo había hecho nadie: “desde luego estaba el antecedente de Cosío Villegas y Gabriel Zaid, pero la democracia siempre iba acompañada de algo”, destacó Domínguez Michael, “Krauze lo que dijo fue muy sencillo: que la gente votara y su voto fuera respetado, y esa fue la lucha de los años 80”.

“Hubo mucha crítica diciendo que una democracia sin adjetivos era volver a esa democracia que era un ideal burgués, a un sistema que los ricos inventaron para oprimir a los pobres”, comentó Enrique Krauze, “la democracia era una palabra que se usaba en el aire, como flotando”.

El miembro de El Colegio Nacional refirió que los antecedentes de la democracia mexicana se encuentran en Francisco I. Madero, José Vasconcelos, en el ideario del PAN y en el ideario de Narciso Bassols.

Asimismo, explicó que el terremoto del 85, las campañas de Luis H. Álvarez y Francisco Barrio en el norte del país, la quiebra económica durante el sexenio de López Portillo, las elecciones de 1988 y el fraude electoral, el primer gobernador elegido fuera del PRI y las campañas de Cuauhtémoc Cárdenas, fueron sucesos que provocaron un despertar en la sociedad, beneficioso para la democracia.

“Ni entre los intelectuales ni en la izquierda mexicana, y menos entre el Gobierno y el PRI, se pensaba que la democracia era una salida para México”, aseguró Krauze, “no éramos una república ni representativa ni federal”.

“A ver si alguien de nosotros triunfa en la tarea pedagógica de explicarles a los jóvenes que la democracia no es una panacea sino un mecanismo para la sustitución de autoridades”, subrayó Domínguez Michael, “la democracia debería ser un mecanismo que nos permitiera exigir a los líderes del PRI, del PAN, del PRD y de MORENA, que formen un partido de coalición nacional”.

Enrique Krauze también comentó que, aunque se sigue esperando mucho de la democracia y esto provoca un descuido de la justicia mexicana, la democracia tiene la capacidad de castigar, que se hará presente en las próximas elecciones: “al elegir a Fox se castigó al PRI y sus 70 años en el poder, la magnitud del voto por AMLO fue un castigo muy fuerte al gobierno de Fox y la elección de Peña Nieto fue un castigo a los gobiernos del PAN”, afirmó, “es muy difícil que llegue el 2018 y no haya un castigo para Peña Nieto”.   

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