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Síntesis informativa – 4° Festival Musical Nacional Felipe Villanueva

Síntesis informativa – 4° Festival Musical Nacional Felipe Villanueva

octubre 10, 2019
Boletines Institución

Colnal | 9 octubre 2019

 

4° Festival Musical Nacional Felipe Villanueva | Conferencia: La imprenta musical profana en la Ciudad de México y redes comerciales alemanas en América Latina, 1826-1877 | Presentación editorial y audiovisual: Anales del Conservatorio Nacional de Música (1941), de Adalberto García de Mendoza
 
  • La música escrita es un reto complejo pues busca poner en un papel una serie de instrucciones precisas que pretenden ser suficientes para recrear una secuencia de sonidos: Luisa del Rosario Aguilar

  • Florencio Galli y José María Heredia publicaron la primera partitura litografiada hecha en México en la revista literaria El Iris, en 1826, y se llamó “Es una escocesa”: Luisa del Rosario Aguilar.

  • Mi objetivo es publicar y dar a conocer la obra de mi padre que después de tantos años casi se ha olvidado y que muchas personas no conocen: Elsa García de Mendoza

  • A pesar de haber sido músico e ingeniero, el doctor Adalberto García de Mendoza fue reconocido como el padre del neokantismo mexicano: Juan Ramón Sandoval

  • Es una realidad que en México no es palpable el apoyo institucional de publicaciones ni imprentas especializadas en música: Dulce María Raygadas

 

El pasado 9 de octubre tuvo lugar en la sede de El Colegio Nacional (Colnal) el 4° Festival Musical Nacional Felipe Villanueva para lo cual se llevó a cabo la conferencia “La imprenta musical profana en la Ciudad de México y redes comerciales alemanas en América Latina, 1826-1877” impartida por la musicóloga Luisa del Rosario Aguilar. Vicente Quirarte, miembro de la institución, coordinó el acto que tiene como fin destacar la vida y obra el compositor mexiquense Felipe Villanueva. Sobre esta figura, el pianista e investigador Juan Ramón Sandoval señaló que el Festival retoma el nombre Felipe Villanueva porque representa el trabajo arduo de quien “supo hacerse de un nombre para crear un estilo musical que representa su música”.

La historiadora y doctora en musicología Luisa del Rosario Aguilar se refirió a la historia de la partitura musical como protagonista de los cambios sociales pues fue un vehículo que permitió la expresión y representación de los sentires de cada época: “la partitura es el resultado de siglos por expresar gráficamente lo que en principio es sólo sonido”.

La ponente mencionó que la técnica litográfica de impresión llegó a finales del siglo XVIII, ante la necesidad de un sistema de impresión, eficiente fácil y barato que permitiera la reproducción a gran escala y el estampado preciso de los caracteres específicos del dibujo musical. Si bien la imprenta litográfica llegó a México en 1825, la consigna fue que apoyar la estancia de Claudio Linati a cambio de que enseñará la técnica en la Academia de San Carlos. Simultáneamente, el Músico José María Nonízaga y Manuel Rionda fundaron una imprenta musical en la que toda la música fuera de origen mexicano: “fue un proyecto para que formara parte de la construcción nacional”.

Durante las décadas de 1840 y 1860, en la Ciudad de México el número de espacios de venta y producción de música impresa creció hasta llegar a más de 40 establecimientos, en particular la tienda conocida como Repertorio Wagner, de origen alemán; Entre los tipos de negocio que existieron fueron los de impresor musical, impresor musical repertorista, impresor librero-repertorista y repertorista que también es editor pero no impresor; en cuanto a los puntos de venta los hubo genéricos y especializados, llamados propiamente repertorios. No obstante en los años siguientes, de 1860 a 1877, “de los más de 40 que había en el periodo anterior ahora sólo había doce. Los tipos de negocio que encontramos en este periodo son los mismo que antes sólo que hay menos ejemplos y personas ejerciendo estas actividades”. Para el caso del impresor musical sólo existen dos: Hipólito Salazar y Hesiquio Iriarte, para el de impresor musical repertorista destacaron Jesús Rivera e hijo, Manuel Cirilo Rivera y Pedro Murguía, en cuanto al repertorista que también es impresor pero no editor se encuentra sólo a Enrique Nagel y Compañía, no obstante, la especialista señaló que para el caso del impresor librero-repertorista ya no hubo más referentes.

En la segunda mitad del siglo XIX hubo un proceso de especialización, por medio del cual se hizo más cerrado el gremio ya que los puntos de venta se redujeron a cuatro mismos que conservaron el nombre de repertorio. “Se trato de una situación años que más tarde contribuyó a la creación del antecedente directo, en 1867, del Conservatorio Nacional de Música”, puntualizó la historiadora Luisa del Rosario Aguilar.

Presentación editorial y audiovisual: Anales del Conservatorio Nacional de Música (1941), de Adalberto García de Mendoza

Durante la segunda parte del Festival se realizó la presentación editorial de la obra Anales del Conservatorio Nacional de Música (1941), de Adalberto García Mendoza (1900-1963), acompañada de la proyección de algunos recitales alusivos a las composiciones del autor del libro. La maestra Elsa García de Mendoza refirió que el pianista, quien también fuera su padre, escribió aproximadamente 75 obras sobre filosofía, música, arte, matemáticas, leyes, los cuales nunca vio publicados en vida debido a la repentina muerte del músico a los 63 años. “He realizado  una labor de rescate y difusión a la que ha dedicado 18 años y con la que ha publicado 68 libros póstumos”, informó.

En su momento, la pianista e investigadora Dulce María Sortibrán  expresó que Adalberto García Mendoza fue un apasionado de lo que representaba la cultura musical mexicana desde el siglo XIX hasta las últimas expresiones musicales que rescato en los Anales del Conservatorio” y enfatizó en que el autor constantemente luchó para que fuera una realidad la “obligación del Estado para la conservación del legado artístico así como del pasado en todas sus formas como la recolección de las obras actuales y la orientación y el fomento de las actividades artísticas para que en el futuro se desarrollen”.

Por otra parte, la pianista Martha Laura Raygadas hizo una participación musical con la ejecución de “Canto de dolor” de la compositora Eulalia Ciprés, obra que forma parte de los Anales del Conservatorio Nacional de Música (1941), pieza que dedicó al recién fallecido Miguel león-Portilla. La siguiente composición que interpretó fue “Obra para la mano izquierda” de Antonio Gómez Anda, mientras que la tercera intervención musical corrió a cargo del pianista Juan Ramón Sandoval, quien tocó “Romaza” de Aniceto Ortega.

Finalmente, para cerrar la intervención se proyectó la ejecución de la maestra y pianista Carmen Medina Amezcua quien interpretó “Un estudio” de Manuel M. Ponce.

 

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