Colnal | 7 marzo 2019
Los rostros del poder | Cine-debate | Julio César
● Las instituciones fueron las que dieron solvencia política y una enorme capacidad de articulación a todos los elementos del Estado, sin que éstos dependieran de la voluntad de un sujeto: Diego Valadés
●Julio César es la primera obra de William Shakespeare en donde no hay héroes y no hay villanos: José Antonio Valdés Peña
La segunda función del ciclo de cine-debate de El Colegio Nacional (Colnal), Los rostros del poder, se realizó con la proyección y discusión de la película de 1953, Julio César, dirigida por el cineasta estadounidense Joseph L. Mankiewicz. El ciclo busca reflexionar sobre personajes y líderes políticos y es coordinado por los colegiados juristas, Héctor Fix-Zamudio y Diego Valadés, además del director de la Cineteca Nacional, Alejandro Pelayo. Antes de iniciar la proyección, Valadés adelantó: “van a ver una película fascinante con una característica notable en la obra de Shakespeare y es que trató de hacerla lo más apegada posible a la realidad histórica”.
Al referirse al contexto de la película, el colegiado afirmó que es necesario identificar tres tiempos presentes en la obra: el primero es el del fin de la república romana y el inicio del Imperio; el segundo es el plano temporal que corresponde al la época en la que escribió la historia William Shakespeare y el tercero es el plano que atañe a la filmación de la película y su exhibición en plena Guerra Fría: “esta película nos permite examinar de manera importante estos tres espacios y tiempos”, dijo el colegiado.
Al hablar del espacio temporal de la transición de la monarquía a la república romana, el jurista apuntó: “Roma empezó a desarrollar procesos de creación jurídica muy importantes durante el periodo de la monarquía y esos procesos de creación jurídica llevaron la convicción de los derechos de los individuos”. En este sentido, el colegiado aseguró que una élite en la sociedad romana (patricios) en conjunto con el senado promovieron la conformación de la República en 509 a.C. y, con ella, el surgimiento de la figura de los cónsules: “esta forma de conformación del poder no impidió, pese a que el sistema concentraba el poder en dos, que se construyera el gran imperio romano”.
Valadés explicó que la conformación del imperio romano se debió a la creación de instituciones que le permitieron a la sociedad superar las limitaciones del ejercicio del poder en un solo hombre presente en sistemas como las monarquías. En virtud de ello, el colegiado señaló al derecho romano como un instrumento que se aplicó a la gran diversidad de pueblos del imperio y permitió su crecimiento y desarrollo, no obstante, recordó que en la Edad Media se dio una pulverización del Derecho y un regreso a las monarquías que eliminaron la capacidad de generación de normas y leyes.
Al hablar de la figura del emperador Julio César y la obra homónima de Shakespeare, el integrante del Colnal mencionó que la acumulación del poder en una persona y el sometimiento del senado ocasionaron una conspiración que desembocó en el asesinato de Julio César en el año 44 a.C. En consecuencia, Valadés alabó el trabajo de Shakespeare al plasmar el enfrentamiento entre el sucesor de Julio César, Marco Antonio y sus contrincantes políticos Bruto y Casio: “aquí vamos a ver los grandes procesos psicológicos que refleja el trabajo de Shakespeare y se ve muy bien traducido en el trabajo de Mankiewicz al mostrar las tensiones interiores de los personajes, porque todos los que conspiran contra Julio César eran sus amigos”.
Al referirse a la época en la que Shakespeare escribió su obra (1599), el colegiado recordó que se vivía una gran tensión política en Inglaterra debido a las múltiples sublevaciones en contra de la reina Isabel I y el constante riesgo del estallamiento de una guerra civil: “Shakespeare quiso, a través del ejemplo de Julio César, presentar a la sociedad inglesa un esquema de las múltiples formas de riesgo que correrían en caso de que hubiera una guerra civil. El teatro tenía una función educativa y era una forma de hacer reflexionar a la colectividad”. Ya al hablar de la época de la Guerra Fría, periodo de la filmación y exhibición de la película, Valadés aseguró que Mankiewicz buscó expresar “a qué riesgos se somete a un Estado y a un país cuando el poder concentrado se ejerce de manera dictatorial como ocurrió con Julio César”.
Al final de la proyección se sumó al debate el crítico cinematográfico José Antonio Valdés Peña, quien comenzó su participación destacando las actuaciones de los actores ingleses James Mason y John Gielgud, además del estadounidense Marlon Brando. Al hablar del contexto de la obra que inspiró a la película, el crítico agregó que “la película toma una de las obras claves de William Shakespeare y se escribe por una preocupación real que ocurre en la Gran Bretaña y era la próxima muerte de la reina Isabel I. Esta complicación política mueve a Shakespeare a recurrir a las crónicas de Plutarco sobre la muerte de César”.
Por último, Valdés Peña contextualizó la situación estadounidense al momento del estreno de la película: “nos estamos remitiendo a un gran analista del poder como lo fue William Shakespeare, pero a través de un filtro de Hollywood donde las cosas no estan faciles porque estamos en pleno macartismo, la cacería de brujas, la paranoia anticomunista”. Concluyó elogiando al filme al decir que “la película, pese a que de repente se puede sentir muy tiesa, hay que reconocerle a Mankiewicz y a quienes la hicieron, que parece una película de personajes y no una super producción. Todo está a una escala humana y por eso la película no nos suelta”.
La siguiente sesión del cine-debate se realizará el próximo jueves 4 de abril dentro de las instalaciones del Colnal con la proyección de la película El gran dictador del actor y director británico, Charles Chaplin.
Puede consultar la actividad completa en el canal de YouTube de El Colegio Nacional:https://www.youtube.
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