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Síntesis Informativa – Sedes del poder. Los palacios mesoamericanos

Síntesis Informativa – Sedes del poder. Los palacios mesoamericanos

agosto 10, 2017
Boletines Institución

ECN | 10 agosto 2017

Sedes del Poder. Los palacios mesoamericanos

  • La estructura corporativa de Teotihuacan establece una excepción en Mesoamérica: Linda Rosa Manzanilla

 El Colegio Nacional (ECN) albergó durante el día de ayer el simposio Sedes del Poder. Los palacios mesoamericanos, bajo la coordinación de Linda Rosa Manzanilla, miembro de ECN. En dicha actividad se habló sobre la conformación de diversas estructuras palaciegas de sitios emblemáticos a través del tiempo, con una visión diacrónica sobre el problema de sectores funcionales de los palacios mesoamericanos.

Linda Rosa Manzanilla, Ana María Jarquín y Verónica Ortega dedicaron sus ponencias a tres ejemplos de estructuras principales en Teotihuacan. Manzanilla, arqueóloga e investigadora, abrió la jornada con un estudio sobre el palacio de Xalla, que se encuentra al norte de la Pirámide del Sol. La dificultad para ubicar el palacio del gobernante en el complejo de Teotihuacan invita a reflexionar sobre la posibilidad de consejos de gobierno o estructuras sociales diversas distintas a las conocidas para el área maya, probablemente de índole corporativa” detalló la investigadora.

Según Manzanilla, aunque las investigaciones al respecto aún no son conclusivas, Xalla podría haber sido una sede del gobierno o del co-gobierno, a juzgar por las cuatro deidades distintas representadas en su plaza central construida a imagen de la flor de cuatro pétalos, glifo emblema de Teotihuacan. Las investigaciones llevadas a cabo por Manzanilla han revelado que al menos dos de los cuatro hipotéticos gobernantes de la ciudad habrían tenido sus oficinas en Xalla. Este aspecto funcional, sumado al acopio de materias primas foráneas y de ofrendas fundacionales, indican que Xalla pudo representar un escenario importante para la élite gobernante de Teotihuacan. Sin embargo, Manzanilla insistió en la dificultad de afirmar que constituyó una sede del poder, ya que el tema del gobierno de la sociedad teotihuacana no está solucionado. “La estructura corporativa de Teotihuacan es un problema porque establece una excepción en Mesoamérica, y trabajar con una excepción sin fuentes escritas es un gran obstáculo”.

Ana María Jarquín, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y Verónica Ortega, subdirectora técnica de la zona arqueológica de Teotihuacan, complementaron con sus aportaciones sobre el palacio Norte (conjunto 1D) y el complejo arquitectónico Quetzalpapálotl el estudio sobre los escenarios de las élites gobernantes en la gran urbe teotihuacana.

“Después de obtener la centralización y el control de la organización sociopolítica y económica de la urbe, el recinto del palacio Norte se aisló, convirtiéndose en uno de los principales centros relacionados con la reproducción del sistema estatal con sustento en la religión”, explicó Jarquín. Aún así la investigadora del INAH concluyó que no necesariamente tuvo que ser una sede de gobierno, sino que muy posiblemente conformó las residencias de grupos adscritos a los rituales que se hacían en La Ciudadela. Por su parte, Ortega sentenció que “los elementos de prestigio que exhibe el complejo arquitectónico de Quetzalpapálotl no resultan suficientes para determinar que nos encontramos ante un palacio, en los términos de un lugar habitado y administrado por una élite”.

Las investigadoras Annick Daneels, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Claudia Alvarado, del Posgrado en Estudios Mesoamericanos de la UNAM y especialista en la arqueología de Xochicalco, y Geneviene Lucet, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, versaron en sus ponencias sobre los palacios de La Joya, en Veracruz y otros ejemplos del epiclásico del centro de México: el palacio de Xochicalco y el de Cacaxtla. Las académicas concluyeron que las evidencias monumentales y materiales indican que los tres ejemplos presentados cumplen todos los criterios requeridos para ser considerados sedes del poder, a pesar de que en Cacaxtla aún queda por resolver la estructura de gobierno y la identidad de sus habitantes, según señaló Lucet.

Takeshi Inomata, profesor de antropología de la Universidad de Arizona y experto en la arqueología del área maya, y William Folan, fundador y director del Centro de Investigaciones Históricas y Sociales de la Universidad de Campeche, se centraron en sus ponencias en el estudio de los palacios de los mayas, haciendo hincapié en los ejemplos de Aguateca y Ceibal, en Guatemala. Los investigadores resaltaron que, a diferencia de las culturas del centro de México, la abundancia de fuentes escritas e iconográficas de la cultura maya facilita el estudio de sus gobernantes, de tal manera que es posible adscribir con bastante exactitud sus sedes de gobierno, de decisiones, de residencia, de rituales y de almacenamiento de materiales.

Para finalizar, Susan Evans, profesora adjunta de antropología de la Universidad Estatal de Pensilvania, y Ronald Spores, profesor emérito de etnohistoria y arqueología de la Universidad Vanderbilt, departieron en sus ponencias sobre el período posclásico. Evans centró su charla en la evolución del tecpan azteca desde los primeros tiempos antiguos hasta la conquista, basándose en los resultados de las excavaciones en el Cerro San Lucas. El tecpan era un edificio que funcionaba como centro administrativo combinado con las casas de las familias gobernantes y su forma de organización pervivió hasta el s. XVI. “ A través del estudio del desarrollo del tecpan, comprendemos que la azteca fue una sociedad de creciente complejidad material que acompañó a un aumento constante de la estratificación social. Sus gobernantes, con su aguda comprensión del valor de los bienes raíces, también hubieran entendido nuestros estados-naciones modernos y los motivos de nuestros gobernantes.”, analizó la investigadora.

El profesor Spores centró su ponencia en el palacio de Teposcolula, en Oaxaca, realizando una comparación entre palacios de la mixteca y las estructuras mexicas en el centro de México. También quiso poner de relieve que la misión de los investigadores, arqueólogos y antropólogos es estudiar, entender y explicar procesos culturales e históricos, y lamentó que no hubiera más inversión en el estudio de culturas del período posclásico como la mixteca.

Maria Elena Medina-Mora, presidenta en turno de El Colegio Nacional, clausuró el evento destacando el privilegio de contar con investigadores y expertos de otros países interesados en la riqueza del patrimonio de México. “Pienso que esa manera de entendernos en la comparación con otras culturas nos permite ver con otros ojos nuestra realidad”, apostilló Medina-Mora. 

 
 
 
 
 
 
 
 

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