Colnal | 19 agosto 2019
Síntesis informativa | Zapata en el arte | Ciclo Zapata en la historia
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Zapata no fue realmente derrotado ni su llamarada se extinguió: Javier Garciadiego
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Un corrido que se precie de ser zapatista tiene que ser por definición anticarrancista, anticonstitucionalista y antimaderista: Aurelio González Pérez
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Para el escritor Mauricio Magdaleno el movimiento zapatista fue la acción más destacada, no sólo de la Revolución mexicana, sino de todas las revoluciones habidas en este país: Rafael Olea Franco
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En Revueltas, Zapata aparece como un hombre marcado que cumple un destino, pero esa apariencia de héroe maravilloso tiene como raíz y razón una lucha real que no ha tenido tregua, la de hacerse un sitio sobre la tierra: José Manuel Mateo Calderón
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A partir de 1922 comenzó a construirse la imagen de Zapata que tenemos ahora: Antonio Saborit
“¿Fue realmente derrotado Zapata?, ¿fue su lucha una llamarada que se extinguió? De ninguna manera. A diferencia de los otros líderes revolucionarios, los únicos que lograron ascender a mitos populares fueron Villa y Zapata. Si el primero cabalga todavía en el norte en canciones y corridos, el segundo, Zapata, vuelve a morir en cada feria popular. Paradójicamente, su muerte recurrente le impidió envejecer, lo que sería el sino de su victimario Carranza. Por eso el siempre joven Zapata poseyó la hermosa y plástica poesía de las imágenes populares”, opinó el miembro de El Colegio Nacional (Colnal) Javier Garciadiego en la mesa Zapata en el arte, primera sesión del ciclo Zapata en la historia, que él mismo coordina.
En el marco del aniversario número 100 del asesinato del caudillo, la mesa estuvo conformada por Aurelio González Pérez, profesor investigador emérito de El Colegio de México (Colmex), José Manuel Mateo Calderón, investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas-UNAM, Rafael Olea Franco, director del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del Colmex y Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología. Los especialistas se reunieron para reflexionar sobre la relación del personaje histórico con el arte, particularmente con los corridos sobre Zapata y las aproximaciones de los escritores José Revueltas, Octavio Paz y Mauricio Magdaleno, así como los retratos pintados por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.
Aurelio González Pérez, autor de El corrido: construcción poética (2015), tras exponer las características del corrido mexicano como género literario, hizo hincapié en que el revolucionario agrarista contaba con un corridista oficial, Marciano Silva: “eso nos tiene que llamar la atención porque Villa no tuvo nunca un corridista oficial. Zapata sí”. Y agregó que “un corrido que se precie de ser zapatista tiene que ser por definición anticarrancista, anticonstitucionalista, y antimaderista. Todo esto se diluye en los corridos del periodo cardenista. Zapata se vuelve, ya no un líder agrarista del sur, sino un caudillo revolucionario. En esa construcción del caudillo es importante Marciano Silva. Él creó esa imagen, pero luego esa imagen se extiende. Hoy en día, pensar en corrido revolucionario, implica pensar un poco en corrido zapatista, o al menos así lo pensó Diego Rivera cuando pinta el corrido zapatista en la Secretaría de Educación Pública, o cuando Pablo Neruda hace una composición alusiva a Zapata en su canto general”.
Por su parte, el especialista en narrativa mexicana Rafael Olea Franco expuso la narrativa que Mauricio Magdaleno, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua hasta su muerte en 1986, desarrolló en torno a Emiliano Zapata: “en un breve plazo de no poco más de dos años, Magdaleno contribuyó total o parcialmente a tres proyectos sobre el caudillo del sur: la obra teatral Emiliano Zapata, el relato El compadre Mendoza, y la película del mismo nombre. Este fecundo ciclo creativo se puede entender si se considera que para él, el movimiento zapatista fue la acción más destacada, no sólo de la Revolución mexicana, sino de todas las revoluciones habidas en este país”.
José Manuel Mateo Calderón, especialista en la obra de José Revueltas, ponderó el guion de cine Tierra y libertad, que también aparece publicado con el título Zapata, que Revueltas escribió aproximadamente en 1960, pero que nunca llegó a filmarse: “Revueltas es, quizás, el único escritor mexicano del siglo XX capaz de darle al mito un fondo materialista sin mistificaciones. Para él no existe un acontecimiento capaz de sustraerse a su sentido cósmico y humano, y el mito, en cuanto relato fundante, nunca se abstrae de la historia, sino que pone en términos simbólicos algo complejo y contradictorio, un antagonismo interno del que no es posible separar los elementos sin traicionar el enunciado. Zapata aparece como un hombre marcado que cumple un destino, pero esa apariencia de héroe maravilloso tiene como raíz y razón una lucha real que no ha tenido tregua, la de hacerse un sitio sobre la tierra”.
“En abril de 1922, en un acto del gobierno montado por el presidente Álvaro Obregón, el panteón de la historia patria recibió en su interior la figura de Emiliano Zapata. También a partir de esa fecha comenzó la construcción de la posible imagen con la que en adelante se recordaría al joven héroe”, afirmó Antonio Saborit al inicio de su ponencia, en la que analizó las imágenes de Zapata pintadas por Rivera en la SEP, la capilla de Chapingo y Cuernavaca; por Orozco en New Hampshire y en un óleo trabajado en Nueva York; así como el primer retrato que le dedicó Siqueiros en México, al que añadió la litografía del héroe a caballo.
El ciclo Zapata en la historia tendrá su segunda sesión este martes con la conferencia Zapata en la historia, impartida por el colegiado Javier Garciadiego.
Puede consultar la actividad completa en el canal de YouTube de El Colegio Nacional: https://www.youtube.com/watch?
