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Fallecido

José Villagrán García

Artes y Letras
Arquitecto
Ingreso: 29 de septiembre de 1960

Una obra bella que olvida su finalidad útil, la consideramos desintegrada arquitectónicamente, será una hermosa decoración o una escultura monumental, pero no un auténtica obra de arquitectura.

Considerado uno de los impulsores de la arquitectura moderna (o de la Revolución) en México durante la primera mitad del siglo XX y parte de la segunda. Desarrolló el sentido social de la arquitectura institucional en los ámbitos de la salud. Fue profesor (1924-1977) y director (1933-1935) de la Escuela de Nacional de Arquitectura; y arquitecto consultor de la Organización Mundial de la Salud (1950). Algunas de sus obras son el Instituto de Higiene en Popotla (1925), el Sanatorio para Tuberculosis en Huipulco (1929), el antiguo (1937) y nuevo (1978) Instituto Nacional de Cardiología, el Hospital Manuel Gea González (1942), la Escuela Nacional de Arquitectura y varios planteles de la Escuela Nacional Preparatoria (1963-1965). Recibió el Calli de Oro 1960 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1968. Doctor honoris causa por la Universidad de Guadalajara (1961) y profesor investigador emérito de la UNAM (1967). 

 

Ernesto Carreón. Retrato de José Villagrán García, 1983. Óleo sobre tela 

93 x 74 cm. Colección: El Colegio Nacional. Fotografía: Javier Hinojosa 


Nació en la Ciudad de México el 22 de septiembre de 1901. Se graduó de arquitecto por la Escuela Nacional de Arquitectura, entonces incorporada a la Escuela Nacional de Bellas Artes.  

Considerado uno de los impulsores de la arquitectura moderna (o de la Revolución) en México durante la primera mitad del siglo XX y parte de la segunda. Desarrolló el sentido social de la arquitectura institucional en los ámbitos de la salud y la educación, además realizó profundas reflexiones arquitectónicas recogidas en sus escritos. Formó parte de la Escuela Mexicana de Arquitectura, junto con Alfonso Pallares, Federico Mariscal, Guillermo Zárraga, Carlos Obregón Santacilia, Enrique del Moral, Mauricio M. Campos, Juan O’Gorman, Juan Legarreta, Álvaro Aburto y José Luis Cuevas Pietrasanta, entre otros. 

Fue profesor en la Escuela de Nacional de Arquitectura, hoy Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM (1924-1977), donde dio clases de Composición de elementos, Composición de arquitectura, Teoría de la arquitectura y Teoría superior de la arquitectura; dirigió la Escuela Nacional de Arquitectura (1933-1935); fue  arquitecto asesor del Comité Nacional de Lucha contra la Tuberculosis (1939-1947); arquitecto asesor del Programa de Construcción de Hospitales en la Secretaría de Salubridad y Asistencia Pública (1943-1946); arquitecto consultor de la Organización Mundial de la Salud (1950); y presidente del Comité mexicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, ICOMOS, (1965). Impartió cursos y conferencias en la Universidad de Guadalajara, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad Iberoamericana, la Universidad La Salle, la Universidad de San Carlos (Guatemala), en el Palacio de Bellas Artes y el Museo de Guadalajara.  

Algunas de sus obras son el Instituto de Higiene en Popotla (1925); el Sanatorio para Tuberculosis en Huipulco (1929); el primer Instituto Nacional de Cardiología, en la colonia Doctores (1937); el Hospital Manuel Gea González (1942); la ampliación del Hospital de Jesús (1943); el Edificio de la Maternidad Mundet (1943); Escuela Primaria República de Costa Rica (1945); el Centro Universitario México (1944); el Monumento a la Madre (1949); la Escuela Nacional de Arquitectura en Ciudad Universitaria y el Museo Universitario de Ciencias y Arte, MUCA, en coautoría con Javier García Lascuráin y José Alfonso Liceaga (1952); el Instituto Cumbres (1953); los mercados de San Cosme y San Lucas, en la Ciudad de México (1953-1954); el Cine Reforma (1957); la Unidad de Congresos del Centro Médico Nacional (1958); el Hotel María Isabel Sheraton, en avenida Paseo de la Reforma (1962); varios planteles de la Escuela Nacional Preparatoria (1963-1965); el edificio para las oficinas de la compañía constructora ICA (1969), en coautoría con Raúl F. Gutiérrez; así como el nuevo Instituto Nacional de Cardiología (1972-1978) en Tlalpan.  

Autor de numerosos artículos y ensayos en publicaciones como las revistas Arquitectura, Cuadernos de Arquitectura, México en el Arte, Arquitectura y lo demás. Así como de los libros Teoría de la arquitectura (1988) e Integración del valor arquitectónico (póstumo; 1992). El Colegio Nacional ha reunido su obra en dos tomos.  

Entre otros reconocimientos, recibió el Calli de Oro 1960, de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos y del Colegio Nacional de Arquitectos de México; y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1968. Fue presidente de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos, del Colegio de Arquitectos de México (1926-1927); miembro del Consejo de Arquitectura de la Ciudad de México (1934); miembro honorario de la Sociedad de Arquitectos de Cataluña (1934); miembro fundador del Comité Administrador del Programa Federal de Construcción de Escuelas, CAPFCE, (1944); miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM (1961-1970) y miembro fundador de la Academia de las Artes, de México (1968). Doctor honoris causa por la Universidad de Guadalajara (1961) y profesor investigador emérito de la UNAM (1967). 

José Villagrán García ingresó a El Colegio Nacional el 29 de septiembre de 1960. Su discurso fue contestado por Manuel Sandoval Vallarta. 

Falleció en la Ciudad de México el 10 de junio de 1982. 

Discurso de ingreso a El Colegio Nacional 

Encumbrado galardón es para el intelectual y para el artista mexicanos ser designados miembros de este benemérito Colegio Nacional, cuya cátedra ha sido y es ocupada por hombres ilustres que, con talento y con saber han escrito con caracteres imperecederos el nombre de México en el firmamento de la cultura occidental contemporánea.
Ser como ellos y como ustedes, que han sellado con su fama estos lares, y darse a nuestra colectividad con lo mejor que cada uno posee en el área que cultiva, es la grave responsabilidad que se recibe con tan preciado honor. Debo confesarlo, esta tarea ennoblece pero me inquieta. No sé hasta dónde pueda satisfacer el ideal que ustedes y ellos me significan.

 


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