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EL MODELO CONSTITUCIONAL CHILENO ES UNO DE LOS HITOS DE NUESTRO CONSTITUCIONALISMO: DIEGO VALADÉS

EL MODELO CONSTITUCIONAL CHILENO ES UNO DE LOS HITOS DE NUESTRO CONSTITUCIONALISMO: DIEGO VALADÉS

junio 2, 2023
Boletines Comunicados Diego Valadés Institución Prensa
        • La décimo sexta sesión del ciclo Diálogos constitucionales, coordinado por Diego Valadés, miembro de El Colegio Nacional, analizó la Constitución de Chile. 
        • Con la participación de Francisco Zúñiga, catedrático de la Universidad de Chile, además de Tania Busch Venthur, de la Universidad Andrés Bello, se ofreció un panorama alrededor de un texto que afronta múltiples retos en la actualidad. 
        • El golpe militar en Chile “es la instauración de un nuevo orden político institucional, lo que se denomina la refundación autoritaria del capitalismo en Chile”, en palabras de Francisco Zúñiga. 

“La constitución chilena de 1980 rehuyó los aportes del constitucionalismo social, en especial se negó al reconocimiento de los derechos sociales”, a decir de Busch Venthur. 

Si bien la necesidad de una Asamblea Constituyente para tener una constitución estricta en democracia en Chile se plantea ya en la década de los 80 del siglo pasado, aún en tiempos de la dictadura, y se retoma en los 90, con la transición a la democracia, los procesos constitucionales van a aparecer hacia 2015, con Michelle Bachellet, sin que se hayan logrado consolidar las transformaciones de una Constitución que se diseñó tras el golpe militar chileno, aseguró la constitucionalista, Tania Busch Venthur. 

Al participar en el ciclo Diálogos constitucionales, coordinado por el miembro de El Colegio Nacional Diego Valadés, dedicada a La Constitución de Chile, la catedrática de la Universidad Andrés Bello lamentó que el diseño del más reciente proceso constitucional, el de 2023, no se pudiera hacer cargo de “las consecuencias políticas de una nueva derrota en el proceso rectificatorio. 

“Y hay que tener presente que todos los elementos que hicieron surgir el proceso de constitución y el estallido social de 2019 se mantienen vigentes, incluido un sistema político incapaz de resolver su crisis y una constitución insuficiente para proveer los bienes públicos que la ciudadanía salió a demandar. Es de esperar que los problemas chilenos no se puedan resolver ahora con nuestro problema constitucional”, destacó la especialista durante la sesión, celebrada de forma virtual y transmitida a través de las redes sociales de El Colegio Nacional. 

Desde la perspectiva de Diego Valadés la reconfiguración del modelo constitucional chileno es “uno de los hitos de nuestro constitucionalismo” y llama la atención de quienes se interesan por los asuntos públicos, no sólo por el derecho constitucional, son muchos los elementos característicos de ese proceso, con periodos de democracia plena y de dictadura, con experiencias de carácter parlamentario, los que “contribuirán a configurar el vasto y enriquecedor panorama del constitucionalismo de nuestro hemisferio”, enfatizó el constitucionalista mexicano durante la presentación de la mesa redonda, en la que también participó Francisco Zúñiga, investigador de la Universidad de Chile. 

Quien fuera miembro del Tribunal Constitucional chileno ofreció un recorrido histórico por las diferentes etapas del constitucionalismo en Chile, desde 1810, cuando después de la revolución de la independencia hubo un periodo de 20 años en el que las ideas constitucionales fueron “dominadas por el liberalismo de la época, que se cierra con la constitución liberal de 1828”. 

“Es una constitución ejemplar, inspirada en el mejor liberalismo de la época, sirvió de fuente de inspiración para el liberalismo del siglo XIX y las reformas que se hicieron en los últimos 30 años. El liberalismo es derrotado en una guerra civil en 1829, y a partir de 1830 se inicia una segunda etapa de un liberalismo muy conservador, que cuaja en una constitución conservadora de 1833, que establece un régimen presidencialista, con formas republicanas”, comentó Zúñiga. 

Así, en el último tercio del siglo XIX, el liberalismo de la época logró impulsar un ciclo de reformas que se inspira en la Constitución de 1828, y que intenta debilitar el poder presidencial, estableció un régimen político de injerencia partidista, fuertemente oligárquico. Esto, hasta 1925 llamó la atención y “este orden constitucional liberal conservador se coloca en el tiempo prácticamente un siglo”. 

“La constitución de 1925 es una carta democrática, inspirada en el constitucionalismo democrático y social de esa época, diseñada desde el punto de vista de estructura del poder con una coherencia muy significativa, pero que conservó el presidencialismo y sus cambios en el campo judicial, aunque en el campo de la organización federal del poder no llegaron a cuajar: el Estado siguió como un Estado unitario, fuertemente centralista, y la organización judicial continuó tributaria de una cultura fuertemente legiscentrista”. 

Durante el siglo XX se dieron varias crisis de las instituciones políticas bajo la vigencia de la Constitución de 1925, hasta llegar a lo que se denomina “malamente” como el golpe de Estado de 1973. “Digo ‘malamente’ no por querer dulcificar la intervención militar en la política, sino porque ese golpe de Estado es una auténtica revolución política: es la instauración de un nuevo orden político institucional, lo que se denomina como la refundación autoritaria del capitalismo en Chile. El gobierno de facto se dota de su propia legalidad”. 

De esta manera, tras el golpe militar surge la Constitución de 1980, otorgada de manual, que se resignifica como un decreto de ley, y todo lo que ocurre con posterioridad, sobre todo a partir de la transición a la democracia de 1990, está marcado en su significación como “un decreto de ley fundamental de la dictadura y en eso estriba, en lo formal al menos, la cuestión constitucional en Chile, porque se ha querido abordar a través de los procesos constituyentes malogrados en la historia reciente”. 

“Todo ello para poner fin a un ordenamiento constitucional basado en un decreto de ley heredado de esa dictadura, con un sistema político hiperpresidencialista que no funciona adecuadamente, dado que no le confiere al sistema político gobernabilidad y democracia”, en palabras de Francisco Zúñiga. 

Un problema social 

La constitución chilena de 1980 se considera una carta otorgada, un proyecto de la dictadura cuya construcción se inicia días después del golpe militar; al retomarse la democracia, sin embargo, se toma una decisión difícil de entender para los tiempos de transición hacia la democracia: mantener el decreto ley de la dictadura, la Constitución de 1980. 

“Se reforma, se busca eliminar los enclaves autoritarios y mejorar algunos de sus aspectos más controversiales, como la disolución del congreso y el llamado a nuevas elecciones por el presidente, que nunca alcanzó a regir en democracia, varios elementos se modifican para bajar la intensidad del autoritarismo, pero hay ciertas citas que, pese a más de 60 reformas, se mantienen hasta hoy y explican por qué los chilenos y chilenas no podemos conformarnos con esta constitución”, explicó por su parte Tania Busch Venthur. 

Entre esos elementos, el más evidente es su origen autoritario y sus problemas de legitimidad; aunque después viene lo que llamó como el establecimiento de un sistema democrático deficitario, “que no permite el manejo adecuado de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, esto es un problema que se agudiza cada vez más”. 

“Además, la inexistencia de instituciones de democracia participativa y deliberativa y la opción ideológica de la Constitución por una Constitución neoliberal y, con ello, una débil consagración de los derechos económicos y sociales”. 

Para la catedrática universitaria, la Constitución chilena de 1980 rehuyó los aportes del constitucionalismo social, en especial se negó al reconocimiento de los derechos sociales, y hasta el día de hoy no se puede actualizar “ni siquiera a estos aportes que los mexicanos no sólo conocen, sino que fueron los precursores: hasta hoy día no tenemos cláusula de estado social y no podemos incorporar un compromiso constitucional con un mínimo de igualdad material”. 

Esta opción de mantener la Constitución de la dictadura tuvo como costo que nunca pudo ser apropiada para el pueblo, y que progresivamente, esta incomodidad fue sedimentando en la comunidad política, lo que hace que en 2019, cuando irrumpe como un hecho de interés internacional el proceso constituyente chileno, se produce  un movimiento social que es violento, “pero no de la mano de un liderazgo identificable, a diferencia de otros procesos latinoamericanos, y esto es porque el problema constitucional chileno no es de este momento, sino lleva décadas”. 

“El problema constitucional chileno se mantiene y no se resuelve, y tampoco se va a resolver —creo yo—, por mucho que sigan existiendo procesos que terminan fallidos y se sedimentan en distintos hitos que hacen conciencia de un problema constitucional: no se va a poder legitimar bajo ningún punto de vista la Constitución de 1980”, enfatizó Tania Busch. 

Las reflexiones alrededor de La Constitución de Chile, como parte del ciclo Diálogos constitucionales, se encuentran disponibles en las redes sociales de esta institución:

Página web: www.colnal.mx

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Facebook: ColegioNacional.mx

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