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LA CIUDAD DE MÉXICO SIGUE SIENDO NOBLE Y LEAL, “A PESAR DE NOSOTROS MISMO”: VICENTE QUIRARTE

LA CIUDAD DE MÉXICO SIGUE SIENDO NOBLE Y LEAL, “A PESAR DE NOSOTROS MISMO”: VICENTE QUIRARTE

agosto 10, 2022
Boletines Comunicados Institución Vicente Quirarte
        • Se desarrolló la tercera sesión del Curso Siempre Noble y Leal: La Ciudad de México a través de la historia, la arquitectura, el cine y la fotografía, coordinada por Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional.
        • “La Ciudad de México en el cine: del esplendor alemanista a la decadencia de la postmodernidad” fue el título de la mesa, que contó con la participación de Hugo Lara y Elisa Lozano.
        • El Multifamiliar Miguel Alemán, símbolo de la modernidad urbana, sobreviviente de los sismos de 57, 85 y 2017, “parece desmoronarse en este siglo XXI ante la mirada indiferente de las autoridades y de los capitalinos”: Elisa Lozano.
        • Desde que el cinematógrafo de los Lumiere llegó a México, en 1896, ha quedado registrado en las películas la manera en que ha crecido “el amontonamiento en la Ciudad de México”, a decir de Hugo Lara.

Cuando el poeta y narrador Vicente Quirarte, miembro de El Colegio Nacional, concibió el curso Siempre Noble y Leal: la Ciudad México a través de la historia, la arquitectura, el cine y la fotografía, seguramente lo hizo convencido de que esta urbe “sigue siendo leal y noble, a pesar de nosotros mismos, a pesar sus habitantes”.

“De la Ciudad de México se pueden decir muchas cosas, yo creo que se puede decir lo que García Márquez dice de Cartagena de Indias: ‘Como será de noble esta ciudad que no hemos podido acabar con ella después de seis siglos de existencia’, siguen en pie a pesar de todo por la nobleza y el coraje de sus habitantes’”, señaló durante la introducción de la tercera sesión del curso, bajo el título “La Ciudad de México en el cine: del esplendor alemanista a la decadencia de la postmodernidad”, con la participación de Hugo Lara y Elisa Lozano.

Durante su breve introducción, el colegiado recordó que en sesiones anteriores se abordó a la ciudad desde el punto de vista de los escritores, de los historiadores y de los mercados; en esta ocasión, se vio a la capital del país como protagonista del cine mexicano, con un enfoque especial en el ahora conocido como multifamiliar presidente Miguel Alemán y su presencia en el cine mexicano.

Publicada de manera original hace un par de años, el artículo surgió a partir de varias interrogantes que se planteó la investigadora Elisa Lozano: ¿hasta qué punto el cine de ficción recreó, documentó, los espacios arquitectónicos habitados por la clase media de la Ciudad de México en los años cincuenta? ¿Cuál fue el impacto del Centro Urbano presidente Miguel Alemán (en lo sucesivo llamado Cupa) en la sociedad capitalina del momento? 

Para responderlas, utilizó una metodología basada en el uso y análisis de varias fuentes, sobre todo, las películas filmadas entre 1950 y 1956: Nosotras las taquígrafasLa bienamadaLa ilusión viaja en tranvíaLos Fernández de PeralvilloMaldita ciudad y A dónde van nuestros hijos.

“Una selección que obedece a que muestran la mentalidad imperante, algunos usos y costumbres del momento, y a que, en todas, además del multifamiliar, aparecen otras formas de vivienda comunes en la Ciudad de México, como son la vecindad y la mansión, habitadas por personajes de distintas clases sociales”.

Las películas fueron analizadas de manera individual por la especialista en arte, centrando la atención en la disposición del ambiente, uno de los temas de estudio de Elisa Lozano: los escenarios —exteriores e interiores— y los decorados. Por su estructura narrativa, que presenta desarrollo, clímax y desenlace, todos los títulos citados se insertan en el género del melodrama.

“Aunque fueron dirigidas por realizadores con posturas ideológicas y estéticas distintas, su análisis permite tener un panorama representativo de los intereses del cine mexicano industrial producido en los años cincuenta”. 

Para su estudio, parte fundamental fue la revisión hemerográfica de esos años en diarios capitalinos en circulación y de la revista Arquitectura México, fundada y dirigida desde 1938 por el propio Mario Pani, que resultó una fuente esencial para observar la postura ideológica y urbanística de los actores sociales del momento; la investigación se completó con fuentes gráficas de diversos archivos.

El sexenio de Miguel Alemán Valdés, de 1946 a 1952, el primer presidente civil de México, se “caracterizó por fortalecer el crecimiento industrial, favorecer la inversión extranjera, fomentar el turismo como nunca antes y modernizar al país con nueva tecnología y con la construcción de aeropuertos y carreteras”.

Asimismo, enfrentó el crecimiento acelerado de la ciudad capital, debido a la explosión demográfica y a la migración de gente de provincia, por lo que hubo que buscar nuevas vías para la edificación de viviendas populares, a decir de Elisa Lozano.

Mario Pani fue el responsable de ese proyecto, mediante el diseño y construcción de la obra llamada oficialmente Centro Urbano presidente Miguel Alemán, en homenaje al primer mandatario, y conocido popularmente como el multifamiliar Miguel Alemán, cuyas ideas centrales las había dado a conocer el propio Pani, un conocedor de la problemática habitacional de la Ciudad de México.

“Las motivaciones estéticas financieras y técnicas que lo llevaron a diseñar como solución de la misma, un tipo de construcción popular por su bajo costo, pero funcional para ofrecer una vivienda digna a la clase trabajadora. Inicialmente se contemplaba la construcción de 200 casas en un terreno de 40 mil metros cuadrados de superficie, ubicado en las calles de Félix Cuevas y Avenida Coyoacán, en la colonia Del Valle; sin embargo, Pani sugirió optimizar las condiciones del terreno y ocupar solo el 25 por ciento de este y hacer jardines en el resto del predio”.

A partir de entonces y hasta el día de hoy, se han escrito infinidad de páginas sobre Cupa y sus novedosas soluciones estructurales, plásticas y técnicas, que han suscitado profundos estudios y análisis de arquitectos e historiadores del arte, aun cuando esa tendencia urbanista también “ha sido duramente cuestionada por su afán de controlar el crecimiento urbano con elementos estandarizados, sin respeto a la memoria topográfica de la ciudad”.

En ese contexto, los productores de cine, conscientes de que los espectadores nacionales comenzaron a aburrirse con los temas de antaño y a empatizar con el concepto de modernidad que difundía el gobierno, se dieron a la tarea de introducir cambios: sustituyen al ranchero por el estudiante universitario, al cacique por el político, la comedia ranchera dio pasó al drama citadino, el ferrocarril al avión y la casa provinciana a las unidades habitacionales.

“Obviamente siendo lo más espectacular el Cupa, no extraña que varios realizadores se sintieron atraídos por filmar en este lugar, que representaba el epítome de la modernidad; el pionero en explorar las posibilidades del Cupa como escenario cinematográfico fue Emilio Gómez Muriel en la cinta Nosotras las taquígrafas, al ubicar en un departamento de la planta más alta la morada de las dos hermanas huérfanas, interpretadas por Lilia del Valle y Elda Peralta”.

A esa película siguieron La bienamada, de Emilio Fernández, aun cuando la presencia del multifamiliar también tuvo su momento de declive, desde los primeros años de los 60, pero aparecerá de nuevo en 1968 en el documental El grito, realizado por Leobardo López, quien registró el movimiento estudiantil y captó a los habitantes del lugar asomados en los balcones, respetuosos en apoyo al ingeniero Barros Sierra, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, durante la llamada Marcha del Silencio.

Cuando el ISSSTE dejó de administrar el Cupa, sus habitantes se sintieron “desconcertados y abandonados”, aseveró Elisa Lozano, al enfrentarse a la autoadministración y, carentes de una cultura del bien común, se resistieron a pagar los servicios con sus propios recursos financieros, “lo que precipitó el deterioro del inmueble”.

“En el 2009, para celebrar los 60 años de la inauguración del conjunto, los vecinos del lugar organizaron varios eventos mientras la prensa nacional le dedicó artículos y denunció el estado de abandono en el que se encontraba, pero no fue suficiente; tampoco lo fue que apareciera en la cinta Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón”.

En ese sentido, el Multifamiliar Miguel Alemán, símbolo de la modernidad urbana, sobreviviente de los sismos de 57, 85 y 2017, “parece desmoronarse en este siglo XXI ante la mirada indiferente de las autoridades y de los capitalinos; en estas condiciones: ¿el inmueble llegará a su centenario o sólo quedará de él su vestigio cinematográfico? El tiempo lo dirá”, enfatizó la investigadora. 

El amontonamiento en la ciudad

Hugo Lara, cineasta e investigador del cine mexicano, ofreció una mirada contemporánea sobre la presencia de la ciudad de México en el cine, en especial con una perspectiva enfocada en la obra de Ernesto Contreras, cineasta realizador de películas como Párpados azulesLas oscuras primaveras o Cosas imposibles.

Antes, Lara recordó que, a diferencia de otras especies, como las hormigas y los estorninos, el ser humano posee una conducta híbrida entre lo gregario y lo individualista, lo que da como resultado el surgimiento de megaciudades como la Ciudad de México, “donde prevalece —por su historia y desarrollo— el caótico amontonamiento de millones de seres humanos que interactúan y sobreviven en una cadena de codependencia y depredación”.

En ese sentido, prácticamente desde que el cinematógrafo de los Lumiere llegó a México, en 1896, ha quedado registrado en las películas la manera en que ha crecido “el amontonamiento en la Ciudad de México, como moho que se expande en una pared”.

“Por el centralismo histórico el país, desde entonces y a lo largo de todo el siglo XX, en un porcentaje mayoritario, la producción del cine mexicano está ambientada en la capital y, por tanto, son mayoritarios las historias protagonizadas por los habitantes de la capital, de chilangolandia”.

Así, en el siglo XXI, nuevos cineastas se han abocado a confeccionar desde adentro del enjambre tramas de distintos géneros y temáticas tanto en el cine documental como en la ficción, y revelar así las nuevas formas, paisajes, personajes, tribus, símbolos urbanos de la llamada posmodernidad, “definida primero que nada por los sueños, los deseos y los miedos de la gente”.

“Por lo común, las comedias se inclinan por las zonas de moda y cosmopolitas, como Polanco, la Condesa o la Roma; mientras aquellas con ciertas cargas sociales prefieren los barrios populares, incluyendo los que corresponden a municipios aledaños del Estado de México, como Ecatepec, Neza o Tlalnepantla: por un lado, el Centro como el espacio mediático de los deseos y aspiraciones y, por el otro, la ciudad residual, el de la periferia y marginalidad, sin una identidad clara o que se parece a cualquier otra ciudad: es decir, la ciudad de los no lugares”.

En este contexto, Ernesto Contreras representa a una generación de cineastas que se ha consolidado en lo que va del siglo actual, al forjar una de las miradas más interesantes sobre la capital mexicana contemporánea, que puede establecerse como una mirada de la “posmodernidad sobre esta urbe y sus habitantes”.

Para entender sus películas, a decir de Hugo Lara, hay que entender los cambios y lo que sucede dentro de los cuestionamientos de la posmodernidad: “el desencanto y la insatisfacción frente a las promesas incumplidas de la modernidad”.

En ese contexto suceden grandes procesos en el país y en el mundo, como “la globalización económica, la transformación democrática, el trastorno social derivado de la delincuencia y el narcotráfico, la multiculturalidad, el ascenso de las minorías, del feminismo y la diversidad de género”, lo que no deja de ser un reflejo de las transformaciones en una urbe como la Ciudad de México.

La mesa “La Ciudad de México en el cine: del esplendor alemanista a la decadencia de la postmodernidad”, con la participación de Hugo Lara y Elisa Lozano, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.

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