- Durante el Seminario “Constitucionalismo en el siglo XXI: Retos globales y perspectivas comparadas”, el miembro de El Colegio Nacional advirtió sobre los peligros que enfrenta la democracia en la actualidad.
- El seminario fue convocado por la Red Internacional de Cuerpos Académicos Estudios Institucionales “José Ramón Cossío Díaz”.
- Los mecanismos internacionales se están agotando o ya se agotaron: si Estados Unidos deja financiar a las Naciones Unidas, éstas se acaban inmediatamente, explicó el colegiado.
Los ejes centrales con los que nos habíamos movido desde la Segunda Guerra Mundial son la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos. Todo esto está en crisis y si no nos hemos dado cuenta y seguimos pensando que sólo es un efecto de la cuarta transformación, no nos hemos dado cuenta de nada”, advirtió el constitucionalista José Ramón Cossío, miembro de El Colegio Nacional, en el Seminario “Constitucionalismo en el siglo XXI: Retos globales y perspectivas comparadas”.
Durante su participación, el ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación recordó que el presidente Donald Trump declaró que en Estados Unidos ya no hay géneros, sino solo dos sexos: niños y niñas, haciendo que todo lo demás sea irrelevante. Recordó también la decisión de cerrar todas las agencias reguladoras, ante lo cual, Cossío explicó que “no es el hecho de cerrar las agencias reguladoras, sino a quién se transfiere la función o quién ejerce la función que realizaba dicha agencia”.
“El tema de los derechos humanos está en una profundísima crisis. Si ustedes ven la literatura que se está hoy produciendo, notarán que hay dos tipos de crítica, la de derecha o la de la izquierda: si creemos que es un problema de México y que hay aliados culturales, socios culturales y políticos, creo que no estamos entendiendo muy bien lo que está sucediendo”.
Para el colegiado, la idea del constitucionalismo y el estado de derecho (reflexiones que vienen después de la Segunda Guerra Mundial) está en una profunda crisis. Si pensamos que esa crisis está vinculada con la 4T, no estamos entendiendo del todo la situación, pues se trata de un problema mucho más complejo, y tiene que ver con procesos de cambio tecnológico, social o cultural que, para muchos, serán difíciles de aceptar “sencillamente porque en el mundo se está transformando en demasiadas cosas simultáneamente con grandes implicaciones”.
“En su discurso del día 20 de enero en el Capitolio, Trump solo citó a un presidente de los Estados Unidos: (William) McKinley, aquel que quitó a Cuba y a Filipinas del Reino de España y se quedó con Hawái e impulsó extraordinariamente todo el tema de los monopolios grandes en los Estados Unidos.
“Si recuerdan los nombres de JP Morgan o de Rockefeller, aquel presidente fue quien les dio poder. Esto me parece de la mayor importancia, porque estamos volviendo a ese modelo: si ustedes se fijaron quiénes eran las personas que estaban en la primera fila, habrán visto que no eran diputados, no eran representantes, no eran senadores, ni el gabinete, sino todos los ricos de este momento, y estos ricos no producen acero, gasolina o tienen servicios financieros, sino que tienen servicios electrónicos, sistemas de computación o plataformas, como le quieran llamar”.
Desde esa perspectiva, especificó el colegiado, enfrentamos un cambio en la geopolítica. Para abordar el tema desde lo más general hasta lo más particular, señaló que esta transformación se llevará a cabo, al igual que a finales del XIX y comienzos del XX, a partir de zonas de influencia: “Rusia se quedará con una parte, China con otra y Estados Unidos con la suya. No es que lo desee ni pretenda hacer una apología de ello, simplemente quiero señalarlo”.
Además, nos enfrentamos a una situación en la que los mecanismos internacionales están en crisis o ya se han agotado. Si Estados Unidos dejara de financiar a las Naciones Unidas, esta organización desaparecería. Estados Unidos ya se retiró de la Organización Mundial de la Salud, el Consejo de Seguridad cuenta con escasas condiciones de efectividad y toda la parte del multilateralismo está teniendo enormes efectos en la forma de resolución.
“Creo que es un momento hípercomplicado de la humanidad, hay gente que está comparando esto con el periodo de entre guerras; a lo mejor sí tiene algunas condiciones similares, pero no creo que sean las mismas, porque ninguno de estos países o ninguno de estos líderes está planteando una condición estrictamente autoritaria, como si la pudieron plantear en su momento Mussolini, Stalin, Hitler o Franco; es una forma mucho más sofisticada de apropiación del poder, que recurre al discurso democrático y a la defensa de los derechos con el propósito de construir gobiernos o participar en ellos”.
El retorno del autoritarismo
La enorme pregunta, planteó José Ramón Cossío, es qué hacemos y cómo enfrentamos todos estos problemas, si ni siquiera los estamos viendo. Por ejemplo, en el caso de los jueces, “se trata de un desafío en todo el mundo, y nosotros hemos optado por una solución ridícula: elegirlos democráticamente. Pero la semana pasada, en Estados Unidos, estaban amenazando a los jueces, más allá de si existe o no la posibilidad de un impeachment”.
“Los miembros de varios tribunales son realmente personas de una ínfima calidad jurídica, si seguimos pensando que la corte constitucional, no voy a decir nombres de países, son buenos tribunales, basta con ver sus sentencias y la calidad de sus integrantes. Me parece que hay ejercicios deliberados de apoderamiento de los juzgadores del país, entonces creo que tenemos que salir un poco de esta condición”.
El miembro de El Colegio Nacional también alertó que, en varias partes del mundo, has sociedades que están a favor del retorno de gobiernos autoritarios, siempre y cuando les puedan satisfacer ciertas condiciones de vida. “Tenemos un problema donde el universalismo de los derechos humanos está roto por las migraciones. Europa no es universalista hoy día, a pesar de que esa es toda su teoría desde la Ilustración. En la actualidad está dispuesta a hacer cosas muy radicales frente a sus migrantes, porque sus migrantes les parecen personas que no caben en lo que alguna vez fue un universalismo”.
“Si solamente nos vamos a dedicar a pensar que es un problema nacional, o que es un problema pasajero, o que es un problema de este, o del gobierno anterior, o del presidente y de un partido político, creo que, con toda franqueza, no le estamos entendiendo. Supongo que más allá de la fe religiosa que cada uno tenga, son tolerantes; está en la condición de una laicidad, pero hay un regreso profundo de los valores religiosos, y no en un sentido de tolerancia, sino de imposición y castigo”, sostuvo el colegiado.
“Creo que estamos con temas muy delicados. Algo que también es preocupante es el asunto de la razón de Estado. Esta semana, con motivo de la “expulsión” de los 29 paisanos, más allá de sus condiciones penales, morales o jurídicas, no me meto en eso, está el procedimiento profundamente irregular, pues no hay nada, ni en la Convención de Palermo, ni las resoluciones del Consejo de Seguridad Nacional, que autorice esta condición. ¿Y cuál fue la explicación final? Que era importante y era un tema de razón de Estado”
“Acuérdense que con la razón de Estado uno no sabe dónde empieza o dónde acaba: la razón de Estado se empieza a comer todo, y ¿qué es la razón de Estado? Lo que yo diga. Ahí hay un problema, porque esa característica no tiene ningún mecanismo de control”, advirtió el colegiado.
Las conferencias dictadas en el Seminario “Constitucionalismo en el siglo XXI: Retos globales y perspectivas comparadas”, convocado por la Red Internacional de Cuerpos Académicos Estudios Institucionales “José Ramón Cossío Díaz”, se encuentran disponibles en elcolegionacionalmx.
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