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- Coordinada por Vicente Quirarte, integrante de El Colegio Nacional, se realizó una sesión más del ciclo Siempre Noble y Leal: la Ciudad de México a través de la historia, la arquitectura, el cine y la fotografía.
- Moderada por el también colegiado Felipe Leal, se realizó la mesa “Los mercados, estómagos urbanos”, con la participación de los cronistas Ángeles González Gamio y Jorge Pedro Uribe; y el arquitecto Axel Arañó.
- Felipe Leal recordó que actualmente en la Ciudad de México existen 329 mercados, con 70 mil locales.
- “Los mercados son los grandes custodios de las tradiciones”, a decir de la cronista Ángeles González Gamio.
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Sin los mercados, una ciudad como la de México no sería viable, porque se trata del “órgano que le da toda la energía, precisamente, para estar vivos en muchos aspectos”, consideró el arquitecto Felipe Leal, miembro de El Colegio Nacional, al moderar la mesa “Los mercados, estómagos urbanos”.
La charla, realizada en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, y transmitida a través de las redes sociales de la institución, continuó con el ciclo Siempre Noble y Leal: la Ciudad de México a través de la historia, la arquitectura, el cine y la fotografía, coordinado por el colegiado Vicente Quirarte, y contó con la participación de los cronistas Ángeles González Gamio y Jorge Pedro Uribe; y el arquitecto Axel Arañó.
“El abasto es la parte fundamental, por eso son los estómagos urbanos; si al estómago no le damos ese alimento, nuestro cuerpo no puede funcionar y es lo mismo en el caso de los mercados: sin ellos, las ciudades no serían viables: es el órgano que le da toda la energía, precisamente, para estar vivo en muchos aspectos, por supuesto en lo físico, pero también en la parte de la cultura”, señaló Leal al abrir la charla.
El arquitecto hizo un breve repaso por la historia de los mercados de la Ciudad de México, desde la época prehispánica hasta la actualidad, con la existencia de unos 329 mercados, con 70 mil locales, que se concentran principalmente en las alcaldías de Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, “la gran mayoría, tradicionales”.
Leal agregó que los mercados son hitos urbanos, marcas referenciales de una ciudad que, para muchos, “siguen siendo una zona de encuentro y una forma de cohesión social, porque son un espacio que se convierte en una zona entrañable en donde se hallan el gusto y sabor de los alimentos, el apego a las costumbres y hábitos, y otras percepciones como la memoria histórica de la ciudad”.
Recordó que la actual Plaza de la Constitución, o Zócalo, se trazó en la época de Moctezuma “y ahí se estableció el primer mercado, la plaza, donde se abastecían de los alimentos”. Más tarde, ante el crecimiento de Tenochtitlan, el mercado fue insuficiente y los aztecas construyeron Tlatelolco, “ya que contaba con facilidades de comunicación a través de la Lagunilla”, aunque había otros mercados especializados, como el de la sal, en el barrio de Atenatitlán; el de los perros para comer, en Acolman; y el de los esclavos, en Azcapotzalco.
Ya en la época colonial, en 1703, se inauguró el Parián, dentro del zócalo, y el Mercado de La Merced “empezó a tener un gran auge como centro introductor y distribuidor mayorista, porque ahí estaban los embarcaderos por donde llegaban las mercancías por la vía fluvial”. Ya entrado el siglo XX, en 1969 se crean los mercados sobre ruedas, que “se hicieron con el objeto de romper con el intermediarismo” y, en 1982, se inaugura la Central de Abasto ante los “grandes problemas de salubridad, seguridad y congestionamiento de vehículos” que había en La Merced.
Ya sea el de San Juan, Xochimilco, Jamaica, La Viga, Sonora, Lagunilla o Tepito, dijo, los mercados “reflejan la diversidad cultural de la zona en donde se encuentran”, aunque lamentó que actualmente existen en la ciudad “más supermercados que mercados tradicionales” y sólo el 27 por ciento del abasto de la ciudad se da en estos lugares, en gran medida debido “a la fuerte competencia de las tiendas de autoservicio”.
Sin nuevos mercados
A pesar de la importancia que los mercados tienen para una ciudad como la de México, lamentó la cronista Ángeles González Gamio, “hace décadas no se ha construido un mercado”.
“Se me hace muy angustioso lo que sucede, porque los mercados no son nada más centros de abasto de alimentos. Los mercados son mucho más que eso: son centros de socialización comunitaria, donde se crean una serie de redes sociales importantísimas, se hacen parentescos, se hacen los compadrazgos, se crean redes de solidaridad social”, dijo.
La miembro del Seminario de Cultura Mexicana señaló que en torno a los mercados se realizan al año mil 300 romerías y se calcula que hay por lo menos 280 mil personas trabajando en ellos, pero “se les ha abandonado completamente y se ha dado todas las facilidades a los centros comerciales”, a pesar de que en 2016 se emitió una declaratoria que establece los mercados como Patrimonio Intangible de la Ciudad de México.
“Los mercados son los grandes custodios de las tradiciones, habría que presionar mucho a todas las autoridades, porque se les tiene que dar un apoyo muy fuerte a los mercados”. Y agregó que a pesar del terreno que pierden frente a las grandes cadenas de autoservicio, “siguen vivos, siguen con fuerza”.
Por su parte, el escritor y comunicador Jorge Pedro Uribe, consideró que incluso más importante que su gente para una ciudad resultan los mercados, “más que sus propios habitantes, (lo más importante) es el abasto, porque sin abasto no hay gente”.
“Me parece que el abasto, y en concreto los mercados, son capaces de transparentar la vocación y la lógica de una ciudad. La primera calle aristocrática que tuvo la ciudad después de la conquista es la que hoy conocemos como Pino Suárez, no sólo por ser la entrada histórica y natural al islote. Ahí estaba el matadero, la Acequia Real y la primera alhóndiga. La gente adinerada quería vivir cerca de donde estaban los insumos”, recordó.
De la múltiple importancia que los mercados tienen para una urbe, Uribe enlistó tres argumentos: en primer lugar, dijo, “los mercados se pueden considerar un buen termómetro, no sólo evidencian la inflación, que se nota en todos lados, pero en los mercados más que en ningún otro lado, también se transparente el gusto, la cultura de una zona, los rótulos, la gráfica popular, incluso las leyendas, las creencias religiosas: no hay mercado sin altar guadalupano”.
También, señaló, “hay diseño industrial, arquitectónico y popular, en el caso de los huacales y los diablitos; son ricos los mercados en personajes, están los merolicos. Además, en los mercados es posible respirar, atestiguar el México viejo, a lo mejor de forma más patente que en los museos o en las iglesias”.
Como tercer atributo, agregó, “se puede decir que la importancia de los mercados actualmente es el contacto humano, a diferencia de los supermercados, hay historias familiares intergeneracionales ahí, son espacios de encuentro y cercanía con la sociedad; por último, son verdaderos estómagos urbanos, yo creo que ahí se gestan las recetas populares”.
Durante la conversación, al arquitecto, docente e investigador Axel Arañó le correspondió hacer un recuento histórico por la fisonomía de estos establecimientos: “Los mercados son el género arquitectónico que teje la red más extendida en el sentido social, político, cultural, económico y tienen un valor simbólico”, dijo.
Recordó que los mercados empiezan en el Imperio romano y en los bazares del cercano Oriente, mientras que en la Ciudad de México iniciaron en la época prehispánica y, para la etapa virreinal, se estableció El Parián en el Zócalo, que integraba dos mercados más: el Baratillo y de bastimentos.
Con la llegada del Porfiriato y de las ideas sanitizadoras de Europa, se construyeron mercados de hierro y a lo largo del siglo XX, los centros de comercio siguieron diferentes planes arquitectónicos que permitieron que ahí se establecieran “servicios como el sastre, el peluquero, el cerrajero, el relojero, el plomero, la electrónica, donde se arreglaban los televisores, o incluso los video clubes”.
La mesa “Los mercados, estómagos urbanos”, que forma parte del ciclo Siempre Noble y Leal: la Ciudad de México a través de la historia, la arquitectura, el cine y la fotografía, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx
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