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“Nuestra violencia es un síntoma de un nuevo tipo de Estado”: Claudio Lomnitz

“Nuestra violencia es un síntoma de un nuevo tipo de Estado”: Claudio Lomnitz

marzo 8, 2021
Boletines Institución

“Estamos ante la necesidad urgente de entender la violencia que desgarra a nuestro país.” Ésa es una certeza que guía los trabajos de antropología social de Claudio Lomnitz, pero también se adelanta como uno de los ejes que habrá de guiar sus actividades como miembro de El Colegio Nacional, cuyo ingreso formal se dio la noche de este viernes 5 de marzo, con la salutación de Alejandro Frank, presidente en turno de la institución, y discurso de respuesta de José Ramón Cossío.

En una ceremonia desarrollada a distancia y transmitida en vivo, el catedrático de la Universidad de Columbia recibió de forma simbólica el diploma y la insignia que lo hace formar parte del grupo de colegiados del organismo, en la cual ofreció la lección inaugural Interpretación del ‘tejido social rasgado’, por “sus contribuciones al conocimiento y la cultura”, de acuerdo con el diploma que lo acredita como miembro de El Colegio Nacional, elegido por su consejo en sesión celebrada el 9 de noviembre de 2020.

“Quisiera hacer mi parte en este esfuerzo colectivo, ofreciendo algunas ideas antropológicas sobre la relación entre la violencia y fractura de las relaciones comunitarias en nuestro país. La cuestión del ‘tejido social’. Es común imputar la violencia en México a ‘un rompimiento del tejido social’.”

“A nivel intuitivo, la imagen parece adecuada, ya que la violencia que hoy es cotidiana en México profana los valores morales más arraigados: el secuestro mancilla el valor de la libertad; la violación el de la integridad de la persona, el asesinato violenta el derecho de existir, y el desmembramiento de los cadáveres le roba la dignidad a todo indefenso. De hecho, la desaparición de una persona deniega incluso el duelo de quienes compartieron el mundo con ella”, enfatizó el también historiador durante su conferencia.

A lo largo de su cátedra, en la que habló de tejido social, soberanía, Estado, violencia y reciprocidad, el robo de mujeres en México y las desapariciones, Claudio Lomnitz también se refirió a la guerra contra las drogas, sobre la cual aseguró que no se trata de una verdadera guerra, una lucha que tenga como como finalidad vencer o aniquilar  al contrario, sino de una “forma de vida, que tiene como condición y contraparte un nuevo tipo de Estado”.

“A veces imaginamos nuestra violencia como síntoma de un Estado fallido, cuando deberíamos pensarla como un rasgo de un nuevo tipo de Estado. La idea de que estamos apenas a un paso de ser un Estado fallido, se manifiesta también en una obsesión por eso que llaman ‘la recuperación de la soberanía’, y que es en realidad una preocupación innecesaria, porque uno de los muy pocos atributos que no ha perdido el Estado mexicano es, precisamente, la soberanía.”

 

Las formas de la violencia

Desde la perspectiva de Claudio Lomnitz, existen tres maneras de ejercer la violencia en México, definidas como la soberana, la de la reciprocidad negativa simétrica, tipo vendetta, y la reciprocidad negativa asimétrica o caciquil, a partir de las cuales se genera una expresión como “la rasgadura del tejido social”.

“Al ser imaginadas como origen del crimen, las drogas se han convertido también en un chivo expiatorio, en un falso culpable. Más bien, nuestra violencia es un síntoma de un nuevo tipo de Estado, que aún no sabe o no quiere nombrarse a sí mismo.”

Para reflexionar sobre las diferentes formas de violencia que se han producido en México, no necesariamente en años recientes, Claudio Lomnitz habló de la desaparición de mujeres desde diferentes perspectivas: el robo de novias, en donde hay consenso de la mujer para integrarse a una nueva familia; la que es más bien forzada, con todo el grado de violencia que existe, por ejemplo, en Badiraguato, donde “suelen ser estrategias para someter a una mujer— y especialmente a la mujer joven, en edad reproductiva— y anclarla en una vida en familia, así como también prácticas que someten a las familias a un orden comunitario.”

El fenómeno de la desaparición de mujeres, en cambio, rasga y rompe la trama comunitaria. Todavía no alcanzamos a asimilar lo que significa desaparecer a alguien, ni lo que implica vivir en un país en que casi no hay un pueblo o ciudad en que no haya desaparecidos. Desde el punto de vista de familiares y amigos, una desaparición significa que no se pueda pasar un duelo, y sin el duelo, deja de haber una línea clara entre la vida y la muerte. Por eso los familiares de un desaparecido no pueden regresar nunca a una vida ‘normal’.”

Convencido de que, sin reunión con el desaparecido, no hay duelo posible, “y sin duelo, la vida deja de ser vida”, el fundador del Centro de Estudios Mexicanos en la Universidad de Columbia reconoció que las consecuencias de este tipo de actos afectan el tejido social, sobre todo porque “hay esposos que abandonan a sus esposas, porque ellas les recuerdan diariamente al hijo o a la hija desaparecida, y a su impotencia ante ese hecho”.

“Muchas veces, la madre o el padre o la hermana o hermano de un desaparecido empieza poco a poco a sentirse invisibilizado. Siente que no puede hablar de lo que ha hecho en su día (buscar a su pariente, por ejemplo, o deprimirse, o tratar de perderse en el interior de su propia mente) porque el tema incomoda. Esa persona empieza entonces a sentirse invisible.”

Desde su perspectiva, se trata de una especie de estado psico-social con un efecto que se ha discutido poco, porque el vacío que asociamos con la desaparición se va extendiendo en la sociedad, como una mancha: “el sufrimiento interminable, provocado por la desaparición, va creando círculos concéntricos de silencio, unos hoyos en el tejido de la comunicación humana que están dejando a la sociedad mexicana como un queso suizo, lleno de agujeros.”

Claudio Lomnitz aseguró que su elección como miembro de El Colegio Nacional también era un reconocimiento a sus profesores, y a los colegas cuyos trabajos han sido fundamentales para la antropología social, como Roger Bartra, Néstor García Canclini, Rossana Reguillo, o Guillermo de la Peña, por nombrar sólo a algunos. La figura de don Miguel León Portilla también estuvo presente:

“Puedo decir sin exageración, y parafraseando aquel famoso cuento de Tito Monterroso, que cuando despertó mi curiosidad antropológica, Miguel León Portilla ya estaba allí. Para mí, siempre estuvo presente porque, al igual que su tío, el antropólogo Manuel Gamio, León-Portilla imaginó y figuró el México en el que yo crecí.”

“Y realizó ese acto creativo usando la lengua para tender puentes, recuperando el sentido de frases y fragmentos, y recreándolo en un español diáfano y accesible para todos. No me asusta tomar ahora el lugar que dejó el gran Miguel León-Portilla porque sé que él dejó un vacío que no podré jamás suplir, y como dicen los budistas, donde no existe una solución no puede haber un problema.”

 

En busca de “los finos zurcidos”

La respuesta a la lección inaugural de Claudio Lomnitz estuvo a cargo del colegiado José Ramón Cossío, quien reconoció que las violencias que se están dando en el país, “descontroladas, generales y criminalizadas”, han roto un tejido que nos da pertenencia y nos cobija.

“La rasgadura que el doctor Lomnitz nos plantea es una rasgadura poderosa para comprender nuestra situación, nos hace recordar y suponer que, alguna vez y de algún modo, vivimos entrelazados: nos provoca melancolía y, con ella, esperanza en la recuperación de lo ido. Nos abre la ilusión de asistir a recosidos o, más aún, a finos zurcidos.”

Para el ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia, lo que hace el antropólogo social es alertarnos acerca de la aparición de nuevos tejidos basados en las violencias, porque la idea del tejido social descansa en mucho en la presencia de un gran tejedor, “en nuestro tiempo, el Estado.”

“Estamos asistiendo a la pretensión de crear otros lazos u otras telas, otras formas de convivencia generadas y administradas por los grupos, que de diversas maneras y por diferentes motivos, hacen uso de la violencia: genera la advertencia sobre la dificultad de restablecer el tejido social que alguna vez existió, lo que apunta es la falta de autoridad prevaleciente entre nosotros, tanto para imponer una violencia legítima, como la ausencia de recursos para hacerlo”, a decir de José Ramón Cossío.

De esta manera, Claudio Lomnitz adelantó que “La geografía social de la disolución de la moral comunitaria” será el tema de sus lecciones del Colegio Nacional en este año de 2021, su primero como colegiado.

La ceremonia de ingreso de Claudio Lomnitz a El Colegio Nacional se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx. 

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